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Mont de Marsan celebra con pasión el flamenco

Lo del flamenco nunca acaba de sorprendernos, y más todavía fuera de España. Mont de Marsan, en el corazón de la Aquitania, acaba de celebrar por décimo año consecutivo su brillante festival flamenco. El eslógan, no podía ser otro, "10 años de pasión".Durante una semana completa, del 6 al 11 de julio, esta ciudad apacible, donde el español es lengua casi común, ha tenido un ambiente que nos recordaba el de cualquier pueblo andaluz en fechas de su festival veraniego: bares abiertos hasta altas horas de la madrugada, vino español, tapas con tortilla de patatas, sonidos de guitarras, cantes y cantos.

Este festival tiene una historia de dignidad artística impresionante. Por aquí pasaron las más destacadas figuras del cante, el baile y la guitarra, desde Camarón a Paco de Lucía, desde Farruco a la Fernanda de Utrera. Este año la programación mantuvo un altísimo nivel. Abrió Cristina Hoyos. La Debla, Remedios Amaya y Tomatito protagonizaron otros tantos conciertos con público a tope.

Pero el festival tuvo este año un marcado perfil jerezano y lebrijano. Pues es curioso constatar que en Francia, el arte jondo más valorado es el de estos lugares donde aún se conserva un importante factor de autenticidad y ortodoxia. Manuel Agujetas dio un recital del rancio cante de su familia. Antonio El Pipa llevó Vivencias, ese espléndido espectáculo creado por el joven bailaor en homenaje a su abuela Tía Juana la del Pipa.

Otra noche fue para las mujeres de la Peña Flamenca Tío José de Paula, quienes con su enorme simpatía y su entusiasmo por disfrutar de una experiencia nueva para ellas, se hicieron famosas en Mont de Marsan y eran aplaudidas en cualquier lugar donde aparecieran.

La última noche, por fin, en un precioso espacio del Parque Jean Rameau, al aire libre y con cena a la luz de las velas, Lebrija fue la protagonista. Más de mil personas asistieron y disfrutaron con un espectáculo realmente sugestivo. Se presentó Esencias Gitanas, un grupo de jovencísimos gitanos que no tienen experiencia aún, pero a cuyo frente se haya Ricardo Moreno, notable guitarrista.

Y los consagrados pusieron el broche final. El magnífico cante de Pepa la de Benito y Curro Fernández; el baile enduendado de Carmen Ledesma y Concha Vargas y el toque admirable de Rafael Rodríguez y Antonio Gámez, cuyas guitarras mantuvieron un idilio lleno de belleza.

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