Suker y Prosinecki, terceros
Croacia derrota a Holanda, que mereció más en este Mundial
Suker y Prosinecki, viejos conocidos del fútbol español, llevaron a Croacia al tercer puesto del Mundo. Más que llevar, marcaron los goles. Prosinecki no está para llevar a nadie, aunque su tanto fue meritorio. Suker consiguió su sexto gol y salió feliz porque el Mundial le ha vuelto a poner en el mapa.Llegado a este punto, el Mundial se permitió un partido de verano. Para los holandeses fue difícil tomárselo como una consolación. Ningún equipo saldrá más desconsolado de Francia que Holanda, que hizo lo mejor del torneo. Verse en la obligación de disputar el trámite del Parque de los Príncipes les debió resultar muy doloroso.
Croacia estaba más metida en la idea de hacer historia, porque eso supone el tercer puesto para una selección que llegó al Mundial sin grandes expectativas. En el periodo de reafirmación nacionalista que atraviesa el país, un lugar honorabilísimo en Francia se cuenta como una victoria en todos los sentidos, desde el deportivo hasta el político.
El partido se disputó con la tensión baja. Holanda pretendió interpretar su vieja partitura, pero estaba sin batería. Le faltaba interés. En el mejor de los casos realizó algunas acciones académicas y vistosas. Todo de forma aislada, aunque de nuevo el balón fue holandés y su rival tuvo que taparse, cosa que a los croatas les viene de perillas. El puesto de Croacia está por encima de su verdadero valor futbolístico. Es un equipo menor que ha sabido aprovecharse de todas las circunstancias favorables.
Lo que no puede hacer Croacia es cobrar el protagonismo en el partido. No están preparados para eso. Su registro pasa por sacar el máximo rendimiento de las oportunidades que ofrecen los partidos. Y como tienen buenos jugadores, la posibilidad de pescar algo es alta. Frente a Holanda aprovecharon su mejor disposición anímica y unos cuantos contragolpes que pusieron en evidencia a Stam, desubicado por la ausencia de un lateral derecho en su equipo. Los dos goles croatas llegaron por esa ruta, protagonizados por tres jugadores conocidos: Jarni, Prosinecki, que por fin hizo algo decente con el giro para acomodarse el balón y rematar, y Suker, cuyo remate fue tan estupendo como desesperante la falta de reflejos de Stam.
Estaba escrita la victoria de Croacia, aunque Hiddink tuvo el detalle de meter a Overmars en el segundo tiempo. El extremo volvió a actuar con elocuencia. ¿Qué habría sido de Holanda frente a Brasil con Overmars en el partido? Esa es una de los misterios sin resolver que deja el Mundial.
Overmars produjo el efecto efervescente que necesitaba el partido. También obligó a la comparación. Entre Overmars y Zenden hay una diferencia considerable de calidad y recursos. Uno siempre tiene peso en el partido, el otro por ahora es un jugador ligero en todos los sentidos de la palabra. Fuera de la excitación que generó Overmars, el partido terminó como lo que era: un trámite que ganó el peor, pero el que más lo necesitaba. Kluivert, que salvó a su equipo con el gol que llevó a la prórroga frente a Brasil, no pudo lograrlo en esta ocasión.
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