Bellas Artes de Sevilla inaugura una de las primeras "fanzinotecas" de España
Cada generación es un mundo. El corte de las edades tiene más fuerza que un maremoto. Muchos jóvenes tienen como una de sus divisas los fanzines, unas publicaciones a medio camino entre los semanarios tradicionales y las revistas de estudiantes hechas con fotocopias grapadas. "Los fanzines son una expresión de las inquietudes juveniles", resume Fidel Martínez, estudiante de Bellas Artes de 19 años y, además, uno de los responsables de una de las primeras fanzinotecas que hay en España: la de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.
Padres e hijos son dos continentes temporales tan distantes como Oriente y Occidente en los versos de Kipling. Nunca se encontrarán y una expresión pueden ser estas publicaciones. Hay fanzines especializados en el cómic, en la literatura de género, en el cine... Cualquier asunto es válido para que un grupo de jóvenes plasmen su fuerza e ilusión. Entrar en la biblioteca de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla y toparse con las habituales cajas de madera donde se guardan las fichas de los libros guarda una sorpresa refrescante. Junto a las sempiternas cajas de títulos de libros y revistas hay una novedosa: la destinada a los fanzines. La Facultad de Bellas Artes cuenta en su fanzinoteca con más de 100 publicaciones distintas. Y es como una marea que no ha hecho sino empezar porque la fanzinoteca se inauguró el pasado mayo. La facultad recibe cada día un promedio de dos fanzines. Amanecemos en Hawai, de la localidad valenciana de Xàtiva, Amaniaco, de Barcelona, Craneografía, de A Coruña, Cuchara y paso atrás, de Sevilla, y Morón suburbio, de Buenos Aires, son algunos de los ejemplos de fanzines que nutren esta biblioteca. Contenido surrealista Pero la facultad no se queda ahí. Una treintena de estudiantes de Bellas Artes edita varias publicaciones de este tipo. El primer número de Planeta nimbus salió a la calle en marzo de 1997. Uno de los responsables de este equipo de estudiantes, José Manuel Escribano, lo define como un fanzine "con un contenido surrealista y dadaísta". Lleva ya cuatro números publicados. El niño acuarelable surgió también en marzo de 1997. "Sus contenidos van más en la línea del cómic de autor", indica Escribano. Esta iniciativa cuenta ya con dos números publicados. Comunicarte surgió en el otoño de 1997 y es la iniciativa más pujante de este equipo. Sus dos números son ya palabras mayores del cómic con una clara voluntad de calidad que se advierte, incluso, en lo costoso del papel. Es un fanzine comparable a los mejores que se hacen en España. "Comunicarte tiene una temática ecléctica", manifiesta Fidel Martínez. Recientemente este equipo de la Facultad de Bellas Artes sevillana ha sacado también dos monográficos dedicados a El Bute y al Doctor Metz, dibujados ambos por el cordobés Pepe Farruqo. Estas publicaciones se venden fundamentalmente en el mundo universitario, aunque, como no, también en esto hay clases. "Los estudiantes de Derecho no suelen comprar porque dicen que no tienen tiempo. Los de Arquitectura y Aparejadores sí que compran. Les interesa mucho el dibujo", explica Óscar Carámbano, otro de los integrantes del equipo. Los estudiantes de Ciencias Exactas compran también muchos fanzines. Nadie ofrece una explicación convincente de esta querencia, pero es un hecho que muchos futuros especialistas en matemáticas devoran los fanzines.
La magia celta y "El sulfato atómico" de Mortadelo
El grupo de jóvenes devotos del cómic que publica fanzines en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla tiene sus pasiones y sus maestros en este campo. Óscar Carámbano cita a Richard Corben. Escribano tiene una deuda con Simon Bisley. Escribano explica las razones de su respeto hacia la obra de Bisley. "Tiene muchos recursos gráficos. Slaine es una serie sobre el mundo celta mágico escrita por Pat Mills y con dibujos de Bisley. La serie mezcla realidad y ficción del mundo celta", señala Escribano. "Es muy elástico a la hora de dibujar. Aplica muchas técnicas", puntualiza Carámbano sobre Bisley. Fidel Martínez apuesta por la obra de Frank Miller, uno de los dibujantes que pergeñó la figura de Batman, el hombre murciélago. "Frank Miller empezó con el cómic estadounidense más comercial. Esto no le dejaba desarrollarse como artista. Cuando cogió fama, se adentró en una temática más propia. De ahí surge Sin City, una combinación fabulosa del uso de blancos y negros", manifiesta Fidel Martínez. Muy lejos se sitúa Carlos Peña, otro de los componentes del equipo, quien destaca como uno de sus maestros al dibujante Francisco Ibáñez, el padre de Mortadelo, Filemón, Rompetechos, el botones Sacarino y la familia Trapisonda. Peña fija su atención en la perfección de un álbum como El sulfato atómico, protagonizado por los históricos Mortadelo y Filemón.
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