"No habrá más cambios"

Con la decisión de aceptar la dimisión de Rodríguez, José María Aznar ha pretendido tomar la iniciativa y zanjar los insistentes rumores de crisis de Gobierno, cada vez más extendidos en las propias filas del PP.Si el barómetro político del CIS de mayo ya había encendido todas las luces de alarma en el Gobierno y el PP, la actividad política del último mes ofrecía una calificación muy baja y un desánimo creciente entre los populares.

Incluso el reciente viaje de Aznar por Oriente Próximo se ha saldado con un mal resultado para los propios ministros y dirigentes del PP.

De la sensación de parálisis política se hacían eco numerosos diputados y altos cargos del Ejecutivo que pedían a voces alguna decisión política que les permitiera salir del estancamiento y mejorar la mala imagen del Ejecutivo. Y más aún, cuando se empezaban a mover las posiciones en el primer partido de la oposición, el PSOE, con las elecciones primarias. En ese contexto arreciaron las numerosas voces que pedían una remodelación del Gobierno. Sonaban, entre los posibles relevados, los nombres de las ministras de Justicia, Margarita Mariscal; de Medio Ambiente, Isabel Tocino e, incluso del titular de Defensa, Eduardo Serra. Algunos, más osados, manejaban el cese del vicepresidente primero Francisco Alvarez Cascos. Pero la constante de todas las quinielas era la caída del secretario de Estado de Comunicación, Miguel Angel Rodríguez.

Estas especulaciones chocaban de lleno con la intención reiterada de Aznar no sólo de no alterar su calendario electoral sino también de no cambiar su equipo de Gobierno, para ofrecer una imagen de estabilidad y no abrir complicaciones internas. El nuevo portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, fue prácticamente lo primero que declaró al comenzar su nueva tarea. Este relevo "no es la antesala de ningún otro cambio", dijo.

Por ello, Aznar ha jugado la carta de tomar la iniciativa política con el mínimo coste. Ha aceptado una dimisión que tenía ofrecida desde hace más de dos meses.