Jóvenes latinos piden "una revolución sin sangre" para reconocer a los indígenas

Un congreso reúne esta semana en Vitoria a 250 jóvenes españoles y de países latinoamericanos, en su mayoría cooperantes, con el fin de reflexionar sobre la situación actual del indigenismo, la mujer y la juventud. Los ponentes y participantes han constatado la inferioridad de condiciones y oportunidades en que viven estos sectores de la sociedad latina, aunque en muchos lugares representan la mayoría de la población. Apuestan, por tanto, por emprender "una revolución sin sangre" para dignificar su situación y conseguir su igualdad. El alcalde de la ciudad, José Ángel Cuerda, coincidió ayer en esa apreciación en su discurso inaugural, al hablar de "cambiar el mundo". María de la Cruz Bayá, abogada y consultora del Ministerio de Justicia en Bolivia, subraya que el 70% de la población de su país tiene origen indígena pero que, paradójicamente, supone una mayoría discriminada. Un caso claro se puede contemplar en las "700.000 empleadas del hogar que hay, de las cuales la mayoría son campesinas emigrantes, hablantes de un idioma nativo y con una remuneración que no alcanza el 50% del salario mínimo". Uno de los problemas más graves, que está en la raíz de la emigración indígena a las ciudades y por tanto del desarraigo, es el de la propiedad de la tierra, que afecta a muchos de los países latinoamericanos. Los ponentes creen esencial crear "una conciencia de que [indígenas y no indígenas] formamos un solo pueblo" y "fomentar la educación". En las jornadas de Vitoria tratan de crear nuevos foros de análisis y discusión para que no se dupliquen esfuerzos en la cooperación con los pueblos indígenas.