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Ardanza suspende su agenda oficial hasta finales de agosto para recuperarse de sus dolencias

Pedro Gorospe

El lehendakari Ardanza fue dado ayer de alta después de quince días ingresado en el Hospital de Santiago de Vitoria. Aunque salió por su propio pie, ayudado de dos muletas, deberá permanecer en reposo al menos un mes. Ajuria Enea ha suspendido su agenda oficial hasta finales de agosto, fecha en la que firmará el decreto de disolución del Parlamento y convocatoria de elecciones. Ardanza, que ha perdido seis kilos, se reunirá el lunes con sus colaboradores en Gernika donde seguirá guardando reposo. "Me han cuidado estupendamente", declaró ayer, declinando hablar de política.

El lehendakari aparentaba estar bien de moral, después de la operación de dos hernias discales a la que fue sometido hace quince días. Apareció en el umbral del hospital de Santiago sonriente y contento de ver la luz después de quince días de hospitalización y dolores en la espalda. Un corto periodo de tiempo en el que, sin embargo, se le ha puesto patas arriba el Gobierno y ha crecido la crispación entre los partidos democráticos. Ardanza está obligado ahora a tomar un descanso de al menos un mes, para después iniciar poco a poco la vida normal. Una recuperación que le devolverá a la plena actividad a finales del mes de agosto. De momento, toda la actividad pública del lehendakari ha quedado suspendida y, aunque seguirá recibiendo a sus más estrechos colaboradores en Gernika, donde guardará reposo, ha declinado participar en actividades que puedan perjudicar su, de momento, delicado estado de salud. Informado diariamente La primera de las citas que se va a caer de la agenda del lehendakari es la inauguración en el Museo Gugggenheim de la exposición China: 5.000 años de arte, el próximo 18 de julio. Tampoco podrá recibir en Ajuria Enea al presidente de Eslovenia que devolverá visita al País Vasco en esas fechas. Ayer, cuando salió del hospital, declinó hablar de la situación política vasca. Aunque ha seguido la crisis y ruptura de su Gabinete a través de la información de sus más estrechos colaboradores, de todos los periódicos del día y de la radio, prefirió agradecer a todo el personal del hospital por las atenciones recibidas, y a las numerosas personas que se han preocupado por su estado. De pie, apoyado en dos muletas, el lehendakari reconoció que ha "sufrido mucho". Pero no se refería a la ruptura del Gobierno, que asumió primero con enfado y con resignación después, sino a las dos hernias que "me producían muchos dolores". Acto seguido explicó que en ese momento no iba a hablar de las cuestiones de la actualidad política. "De eso hablaremos más tarde. Ahora voy a recuperarme de un postoperatorio muy duro y luego hablaremos", reiteró. El lehendakari, quien reconoció que había comido de "maravilla" durante los días que ha estado ingresado, también recibió alguna que otra bronca. El pasado lunes, cuando los socialistas anunciaron que en 24 horas tomarían una determinación sobre la continuidad en el Gobierno, la habitación de Ardanza fue un hervidero. La visita del presidente de su partido, Xabier Arzalluz, fue la gota que colmó el vaso. Los médicos se plantaron delante del lehendakari y le dijeron que o bajaba el tren de su actividad, o no se hacían responsables de la evolución de su dolencia. El jefe del Gobierno vasco en la quinta planta del hospital estaba de visitante y tuvo que rendirse a las exigencias médicas. Asumió su papel de paciente y se relajó.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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