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París defiende la Torre Eiffel frente a General Motors

Alarma francesa ante la posibilidad de que la 'vieja dama' sea gestinada por la empresa estadounidense de automoción

"¿La Torre Eiffel en manos de la General Motors?" La alarma se ha propagado por la alcaldía de París y algunos concejales creen ya ver la bandera de las barras y estrellas dominando la ciudad de la luz desde la punta de la construcción más alta de Europa. Francia, un país que cuida con esmero sus señas de identidad, que recela abiertamente del poderío norteamericano, no soporta la idea de que La Torre, símbolo por excelencia de su capital, pase a ser gestionada por manos extrañas. Y mucho menos por manos estadounidenses.La posibilidad de que el gigante tejano coparticipe en la sociedad que ahora explota con éxito el negocio turístico de la conocida como vieja dama ha sido interpretada no como resultante fortuito del carrusel financiero internacional, sino como una amenaza en toda regla que requiere la movilización nacional. Interpelado públicamente desde la alcaldía parisina, el ministro de Economía, Dominique Strauss Kahn, se ha visto obligado a señalar lo obvio: que la Torre Eiffel "es una propiedad imprescriptible e inalienable de la villa de París".

El asunto podría muy bien traer a la memoria de los parisinos las repetidas estafas de que fueron víctimas en el pasado aquellos ingenuos que creyeron haber comprado la propiedad de la controvertida, durante tanto tiempo, Torre Eiffel.

Un artista del timo internacional de altos vuelos como Victor Lusting vendió la torre en 1925 a un potentado industrial tras convencerle de que el ayuntamiento se disponía a demoler el gigante de hierro de 320 metros de altura que ya desde su inauguración en 1889 fue sacudido por polémicas notables. Las críticas de quienes juzgaban que la creación de Gustave Eiffel resultaba "aberrante" y la idea de que la torre estaba condenada a desaparecer fueron utilizadas con éxito 35 años más tarde pero, en aquella ocasión, la víctima del timo, una sociedad holandesa especializada en la recuperación y transformación de hierro, sí denunció los hechos y el estafador acabó en la cárcel.

Lejos de relativizar la "amenaza norteamericana", los concejales de París se han tomado el asunto muy en serio. "Sería inconcebible e inaceptable que la Torre pasara a estar bajo el control de un grupo norteamericano", enfatizó en tono trascendente el concejal conservador de la Unión para la Democracia Francesa (UDF ), Philippe Dominati.

El alboroto creado en el ayuntamiento de París responde en parte a la guerra de facciones desatada en la derecha municipal que enfrenta actualmente a los concejales alineados en torno al antiguo ministro de Justicia Jacques Toubon y a los fieles del actual regente de la ciudad, Jean Tiberi. El celo mostrado en la defensa del más célebre monumento francés responde en buena medida a la competencia abierta entre ambos grupos. Sin embargo, la invocación a la obra más representativa de la ciudad obliga a todos a comprometerse en el problema. Efectivamente, Francia no frivoliza con sus símbolos. Ni siquiera cuando de lo que se trata es de admitir la presencia extranjera en la sociedad encargada de explotar las provechosas actividades de esa construcción emblemática que desde su inauguración, hace más de un siglo, ha recibido más de 170 millones de visitas.

La alarma dada por los concejales de la derecha municipal surge a partir del proyecto de privatización del Crédit Foncier de France (CFF) que, a través de su filial Pereixa, posee actualmente el 50% del capital de SAGI, sociedad de economía mixta de la villa de París en la que el propio ayuntamiento dispone del 40% de la participación. Además de administrar los 32.000 pisos de uso social de la capital francesa, SAGI controla, a su vez, el 70% del capital de la Sociedad Nacional de la Torre Eiffel (SNTE) en la que el ayuntamiento de París dispone del 30% restante.

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El problema es que, de acuerdo con el plazo autoimpuesto en los próximos días, "a mediados del presente mes", el Gobierno francés debe pronunciarse sobre la oferta de compra del Crédit Foncier de France presentada por GMAC, la sociedad que administra los fondos de pensiones de la General Motors. Si, como parece, el Gobierno de París aprueba esa oferta, la GMAC dispondría de la mayoría del capital en la sociedad encargada de la gestión de la Torre Eiffel. Aunque el ayuntamiento de París podría resolver el problema y alzarse con la mayoría adquiriendo el 11% del capital de SAGI, el alcalde y los otros representantes de la derecha municipal reclaman una intervención del Ejecutivo. El ministro de Economía les respondió ayer recordando que, "de acuerdo con los actuales estatutos, que no pueden ser modificados, tanto el presidente como el director general de SNTE deben ser autorizados por la ciudad de París".

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