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Blair acepta negociar con los unionistas radicales y envía más tropas al Ulster

El primer ministro británico, Tony Blair, anunció ayer contactos directos con la Orden de Orange para tratar de superar la peligrosa crisis en Irlanda del Norte y, en un paso que reafirma su intención de restablecer el orden después de tres días de violentos disturbios, despachó nuevos refuerzos militares al Ulster. Blair aceptó la iniciativa de los protestantes orangistas en medio de creciente presión para que Londres levante el asedio a la vieja iglesia de Drumcree.

Pero Blair, que podría verse hoy con los dirigentes de la Orden de Orange en un lugar todavía no decidido, derribó las ilusiones protestantes afirmando que la prohibición de la marcha orangista por el Garvaghy Road, en el sector católico de Portadown, se mantiene y será respetada. "Creo que están [los orangis-tas] tratando de resolver el problema de una manera muy responsable", dijo Blair en Londres. Pero inmediatemente declaró: "Obviamente cualquier solución debe estar en el marco de la ley".

Dirigentes orangistas describieron el gesto de Blair como "un paso positivo", pero insistieron en que la solución del conflicto que amenaza con despedazar el proceso de paz iniciado en abril debe pasar necesariamente por la realización del desfile. "Le diremos [a Blair] que en aras de la paz y armonía hay que sacar a la gente de la colina de Drumcree. Para ello hay que autorizar la marcha en Garvaghy Road", declaró David Jones, portavoz del movimiento orangista en Portadown.

Gerry Adams, el presidente del partido republicano Sinn Fein, declaró ayer en Belfast que el Gobierno británico no puede dar marcha atrás y permitir el desfile, una de las actividades con las que más de 80.000 orangistas del Ulster conmemoran la victoria de fuerzas de Guillermo III contra el rey católico Jaime II hace tres siglos. Adams calificó también de "vergüenza" el despliegue militar y policial en torno a Garvaghy Road y otros distritos del Ulster.

Adams habló poco después de que el Gobierno de Blair anunciara el envío de otros 800 soldados, paracaidistas y efectivos del King"s Regiment, para apuntalar el aparato de seguridad en todo el Ulster. Este envío eleva a aproximadamente 18.000 el número de soldados británicos en el Ulster.

La decisión de Londres denota grave preocupación ante el veloz deterioro de la situación y refleja temores de una explosión de violencia a escasos días de la marcha protestante prevista para el lunes por el Lower Ormeau Road, en Belfast. Esa fecha es crucial dentro de la temporada de desfiles que cada verano reaviva el resentimiento de los católicos hacia las expresiones desafiantes de los protestantes.

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En Belfast, la policía buscaba ayer a extremistas protestantes probritánicos que promueven batallas callejeras desde el domingo. La más grave se registró el lunes, cuando lealistas enmascarados utilizaron por primera vez armas de fuego durante un ataque contra un cuartel policial en Boadway Parade, al sur de la capital. Manifestantes encapuchados arrojaron bombas incendiarias contra tres otros cuarteles. En Portadown, centenares de protestantes intentaron ayer bloquear el acceso de Garvaghy Road, pero fueron dispersados por la policía.

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