Cárdenas choca con la criminalidad en su labor como alcalde de México
Una joven mexicana confesó que, tras ser liberada por una banda de secuestradores que la desorejó y encadenó desnuda al inodoro de la celda tras un cautiverio de dos meses, tomó una decisión: ya en la calle, previo pago del rescate, vio pasar una patrulla y en lugar de pedir auxilio se escondió. La desconfianza en la policía es un gran problema en una ciudad de 20 millones de almas que su alcalde, Cuauhtémoc Cárdenas, prometió convertir en segura, digna, sin contaminación y democrática.
Se comprometió a ello el 5 de diciembre del año pasado, fecha de su investidura, y le creyó la desesperación, que aún espera pruebas de que la palabra dada sea cumplida. Cárdenas, que ganó el puesto con un respaldo político sin precedentes, no sólo arriesga el reconocimiento de los ciudadanos: el país entero evaluará su desempeño como alcalde para decidir si el fundador del centroizquierdista Partido de Revolución Democrática (PRD) merece la presidencia de México en las elecciones del año 2000.Las noticias negativas continúan imponiéndose a las positivas en los medios de comunicación y en la calle. La mayoría de los habitantes de esta gigantesca urbe coinciden en que Cárdenas no levanta el vuelo, lastrado por la lamentable herencia recibida y por méritos propios. Según una encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Universidad de Guadalajara, el 31,2% de los habitantes de Ciudad de México calificó de "mala" su administración, el 58% la estima "regular" y el 8,2%, "excelente". El 71,4% considera que se ha cumplido "poco" o "muy poco". Otro sondeo publicado por el diario Crónica arroja desalentadoras conclusiones: los males permanecen enquistados o empeoran, según un 68%. Los asesores del alcalde piden paciencia y aseguran que se construyen los cimientos del progreso, la corrupción disminuye y los proyectos en curso prosperan. Pero la delincuencia, el problema más acuciante según los encuestados, sigue siendo altísima, la contaminación es penosa, el comercio callejero, masivo, y las carencias de fondo persisten.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ocupa la presidencia de la República pero es oposición en el Distrito Federal, acusa al alcalde de ineptitud y medrosidad. Pero no sólo la oposición reclama. Los apremios parten también de las propias filas del PDR. "El Gobierno de Cárdenas está en el momento justo para despegar. Si no levanta, las posibilidades de ganar en las presidenciales del 2000 se alejarán inmediatamente y, peor aún, el proyecto de la izquierda estará en riesgo de desintegrarse", señala René Arce, secretario general del partido de Cárdenas en Ciudad de México. Por ahora, ese despegue no se ha producido. "Los primeros seis meses de gestión se han ido en corregir errores en la integración de su equipo de trabajo, en revertir inercias estructurales de las administraciones pasadas y en desactivar conflictos heredados", sostiene Raúl Monge, periodista de la revista Proceso. Con ser importantes e inevitables en la Administración, y en la política, esas ocupaciones y pugnas, los habitantes de Ciudad de México esperan también que haya respuestas a sus problemas diarios. Cuauhtémoc Cárdenas es consciente de que las emitidas no satisfacen. Las expectativas de la población en su Gobierno, admitió, "fueron muy grandes y de momento no han sido correspondidas". "Nos piden resolver en unos meses lo que otros descompusieron en 65 años", dijo Martínez Della Roca, alto funcionario de su Administración
El alcalde cita estadísticas para demostrar que la inseguridad es un problema que "por fortuna se ha logrado estabilizar, aunque la disminución es muy baja". Su delegado en el Departamento de Gestión Social y Participación Ciudadana, Carlos Imaz, se manifestó promisorio de nuevo: "Ya detuvimos las inercias y a partir del segundo semestre de este año vamos a desatar los programas y la acción gubernamental". Que así sea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.