Los que subsisten
No todos los escritores aspiran al mismo estilo de vida, y en ese sentido algunos pueden consagrarse en exclusiva a la literatura si adaptan sus necesidades a sus ingresos.Así, escritores como el vasco Bernardo Atxaga, que fue premio nacional de Literatura, o el navarro Miguel Sánchez Ostiz, el último premio de la Crítica, confiesan que el hecho de tener su residencia en pequeños pueblos y no añorar los ritmos frenéticos y carísimos de las grandes ciudades les ayuda económicamente a dedicarse sólo a escribir.
No necesitó marcharse al campo el escritor Javier Tomeo, pero consiguió el mismo objetivo de sus compañeros. Tomeo dejó el gabinete de prensa de una multinacional en la que había trabajado durante un montón de años para dedicarse sólo a la literatura. Vive en Barcelona, en la casa de sus padres, y en la penumbra de su habitación redacta sus novelas.
También en esa ciudad sobrevive, dedicado full time a la literatura, Ignacio Martínez de Pisón, que cuenta con ayuda familiar. Es el mismo caso de Vila Matas, domiciliado también en la capital catalana.
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