Catálogo
E. CERDÁN TATO Las armas de la ruindad son inexorables; del pozo emponzoñado a la daga florentina; de la soga al napalm; de la silla eléctrica al plomo. Ahora, se ha incorporado a esta relación abyecta, un nuevo, vindicador e inquietante procedimiento: el catálogo de obras artísticas. La estética, la descripción de un móvil, de un grabado o de un óleo, se ha utilizado chapuceramente para la revancha política y el pretendido descrédito de los dos alcaldes socialistas de Alicante que precedieron en el cargo al popular Luis Díaz Alperi. El autor -o quien firma- de tan desafortunadas papeles se llama Pablo Rico. Pablo Rico -o quien le haya insuflado el despropósito- descalifica en una introducción panfletaria a José Luis Lassaleta y a Ángel Luna, sin que se escape el concejal de Cultura de las anteriores corporaciones Martínez Bernicola, ni aún, siquiera sea de refilón, Ambrosio Luciañez, al frente del Ayuntamiento, cuando Eusebio Sempere hizo la donación al pueblo de Alicante, y hoy en el PP. En un catálogo de carácter institucional, referido a la Colección de Arte Siglo XX, que ocupa el edificio de La Asegurada, en Alicante, resulta improcedente expresar opiniones personales y servir así a intereses bastardos y ajenos a los principios que informaron la decisión del propio Sempere. Y menos aún, cuando la publicación se ha pagado con dineros públicos. La democracia es generosa, porque se consolida y fortalece, hasta con quien la cocea. Quien quiera puede exponer sus criterios libremente sobre los aciertos y desatinos de cuantos han dirigido esta colección: desde la junta general, la directiva o la presidencia. Está en su derecho, y la crítica siempre es aconsejable. Pero cuando se procede con tanta mezquindad, como se ha procedido en este caso, sólo cabe denunciar al que ha perpetrado tan descarada piratería. Como parte de la junta general de La Asegurada, recuerdo que estas publicaciones han de recibir preceptivamente el plácet de la misma. Lo que también se ha soslayado. Y recuerdo que el actual alcalde dijo que no consentiría politización alguna. Así consta en acta. Que cumpla la palabra empeñada y que proceda consiguientemente. Es lo menos.
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