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Pamplona acoge una amplia exposición sobre la santería cubana y el arte ritual afroamericano

Más de un millar de objetos religiosos y artísticos pertenecientes a las creencias rituales afroamericanas, y más concretamente al complejo mundo de la santería cubana, componen la muestra Tiembla tierra, expuesta hasta el próximo mes de septiembre en Pamplona. La Fundación gallega Eugenio Granell es la responsable del trabajo de recopilación y muestra de este amplísimo surtido de utensilios relacionados con las creencias religiosas populares del mundo del Caribe, que puede visitarse en la Basílica de los Caídos (Plaza Conde d Rodezno s/n).

Máscaras, altares, figurillas, ropajes, objetos santos, instrumentos musicales, animales, imágenes, tallas y un sinfín de elementos ceremoniales se agrupan en un recinto expositivo en el que tomarán vida los días 8, 9, 10 y 11 de julio. En esas cuatro fechas, un conjunto de bailarines y santeros recrearán para los visitantes los rituales tal y como tienen lugar en sus países de origen, especialmente en Cuba, a través de un espectáculo coreográfico en el que se mezclarán aspectos artísticos y los ritos religiosos utilizando las piezas expuestas. "El componente africano es decisivo en toda esta realidad", señala José Millet, miembro del equipo de estudio de las religiones afrocubanas de la Casa del Caribe de Santiago de Cuba, que es una de las entidades que ha colaborado en la exposición. Quien visite la muestra saldrá de ella tras haberse parado ante distintas firmas o altares que avalan diferentes sentimientos religiosos. Sabrá algo más de los ritos de iniciación de los iyawó o candidatos a santero e incluso podrá ver objetos prohibidos para los no iniciados que son empleados en el Bordún de Osha o cuarto de iniciación, incluyendo los trajes rituales que los santeros sólo visten en otra ocasión: el día de su muerte. Verá al orisha Oshún, la diosa del amor; a Ifá, el dios de la adivinación; conocerá muchas cosas de Shangó, el dios del fuego, el trueno y el rayo o de Yemayá, la dueña del mar. Sabrá de espiritismo de mesa, de cordón y de espiritismo cruzado; se inmiscuirá en la sociedad secreta Abakuá y respirará el aire del Vodú, introducido en Cuba desde Haiti el pasado siglo y que venera a los loa o espíritus arbóreos conocidos por Ogún (dueño del bosque) y por las prácticas terapéuticas asociadas a las plantas y a los actos de magia. Sentimiento universal "Cada uno de los objetos, imágenes o rituales tiene un sentido universal", indica Abelardo Larduet, un cubano santero y palero que es al mismo tiempo el comisario de la exposición. "Todo tiene su equivalencia en otras religiones". De hecho, la santería cubana aparece permanentemente penetrada por santos y objetos procedentes del catolicismo popular introducido en la isla por los españoles, al que los esclavos africanos de origen yorubá añadieron elementos mágicos de su tierra. Tanto Abelardo Larduet como el coreógrafo Tony Pérez consideran que la muestra que ellos contribuyeron decisivamente a formar expone de forma no museística sino viva, mediante la música y el baile, la gran idiosincrasia del pueblo cubano. "Todos los objetos expuestos son auténticos. En muchos casos conseguidos después de duras negociaciones con las sectas sagradas propietarias". Varios audiovisuales muestran al público los ritos y ceremonias originales. Altares de agua se mezclan con instrumentos musicales sagrados como los tambores confeccionados con la piel del pez tanze revestida del cuero de chivo. Junto a ellos descansan los itones o bastones de mando o la reproducción del fambá, cuarto sagrado de las ceremonias ñañigas a las que sólo pueden entrar los adeptos.

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