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El presunto preso

El pasado domingo una mujer que paseaba por el barrio de Santa Cruz recibió una puñalada en el corazón. Ha muerto. Le robaron el bolso y la mataron en un lugar en el que se encontraban cerca de treinta policías y multitud de personas. Apenas habían pasado 48 horas cuando fue detenido un individuo. Era el presunto homicida, el presunto asesino y el presunto atracador. Sorpresa, el detenido era un presunto preso. La sociedad confiaba en que este individuo estaría en prisión desde el 21 de mayo, que fue cuando terminó su permiso de fin de semana. No estaba, estaba en la calle. Dice que pedía limosna, que conducía una moto y, desde luego, donde no estaba era en un bujero. Estaba paseando. Pues qué bien. Este individuo resulta que acumula 10 procesos por robo con violencia y, según se lee, es drogodependiente. Declaraciones públicas: hay que cambiar la ley para que una persona con tantísimos delitos no pueda salir a la calle. A lo mejor no. A lo mejor es bueno que haya fines de semana para rehabilitación del delincuente. Antes de cambiar la ley habría que preguntarse cómo es posible que un drogodependiente, en lugar de estar en un centro de rehabilitación, tenga autorizada su salida de prisión cuando sus delitos son el robo con violencia y necesita buscar droga; cuándo se comunicó al juzgado su falta; cuándo se dio la orden de busca y captura y cuándo se recibió por las fuerzas de seguridad de la ciudad. ¿Cómo es posible una detención en menos de 48 horas y que durante mes y medio callejee por Sevilla centro? En fin, puede que haya que cambiar la ley, lo dirá el Parlamento. Antes las contestaciones, porque a lo mejor no es necesario. Algunas preguntas más: ¿regresan todos después del fin de semana? o ¿se siguen autorizando salidas a violentos drogodependientes? No vayamos a que después del fin de semana los autorizados estén presuntamente presos y de excursión a ver lo que cae. En esta ocasión al presunto preso se le atribuye la autoría de una muerte. No es poco, lo demás tampoco.

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