EEUU gastó más de 800 billones de pesetas en la carrera atómica
Las armas nucleares han costado a EEUU al menos 5,48 billones de dólares (832 billones de pesetas al cambio) desde 1940. Durante la mayor parte del tiempo ni el Congreso, ni las Fuerzas Armadas, ni el presidente tenían una idea clara de lo gastado, según un estudio de cuatro años patrocinado por la Brookings Institution.
La cifra corresponde a dólares de 1996, de acuerdo a una fórmula del Departamento de Defensa, y representa alrededor de un tercio del gasto militar nacional y casi la décima parte de todos los desembolsos del Gobierno federal de 1940 a 1996; solo los programas de defensa no nuclear y la Seguridad Social cuestan más.Con el dinero gastado en armas nucleares, más el destinado a limpieza medio ambiental, se podrían comprar 290 millones de automóviles, dice el autor del estudio, William J. Weida, profesor de Economía del Colegio Colorado en Colorado Springs y Director de Política Económica y división de Análisis del Departamento de Defensa.Stephen I Schwartz, director del estudio, ha dicho: "Se pensaba de las armas nucleares eran más rentables". Y por ello cree que los planificadores políticos han prestado poca atención a los costes.
El estudio, Auditoría Atómica: costes y consecuencias de las armas nucleares estadounidenses desde 1940 lo publicó el martes Brookings, un centro de investigación de Washington.
El coste de los programas de armas nucleares no se había evaluado hasta ahora, según el estudio, que incluye en el concepto de coste el dinero gastado para inventarlas y producirlas, construir los misiles, las bombas y los submarinos desde los que dispararlas, y la defensa contra eventuales ataques nucleares enemigos. Además, la limpieza del daño medio ambiental causado por la producción de armas nucleares elevará el gasto hasta los 5,82 billones de dólares, cifra basada en las estimaciones de lo que se necesitará en los próximos 80 años, según el estudio.
La producción de armas atómicas supone sólo el 7% del coste total, según el informe. Su despliegue, incluido el coste de los misiles y los bombarderos, se lleva el 55,7%; la defensa contra ataques nucleares asciende a un 16,1%; las pruebas y el control de las armas supone un 14,3% del gasto: y la manipulación y limpieza de los desechos nucleares alcanza entorno al 6,3%.
El estudio atribuye los altos costes a la rivalidad existente entre las diferentes cuerpos: si la Fuerza Aérea conseguía armas nucleares, la Armada y el Ejército también las querían.
Los autores del informe estiman que la disuasión estratégica impidió conflictos nucleares y, probablemente, conflictos convencionales en Europa. Aunque consideran que eso se podría haber logrado de manera más barata, no llegan a decir cuánto más barata.
"El derroche depende de quién lo considere", dice Schwartz. "Está claro que la disuasión nuclear existe como concepto y realidad. Pero hay una gran diferencia entre tener 5, 10, 20 o 20.000 armas. En algún momento se pierde la rentabilidad".
Parte del dinero se destinó a proyectos que no salieron adelante, como el desarrollo de un avión movido con energía nuclear y el despliegue de bombas nucleares bajo la capa de hielo en Groenlandia. Pero mucho más se gastó en producir armas nucleares que, según los autores, iban más allá de lo exigido por los militares. Según el estudio, gran parte del problema tenía que ver con política local: los congresistas eran reacios a recortar o cancelar la producción de armas nucleares en las plantas de sus o circunscripciones o Estados.
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