Chaves ofrece al Gobierno central su colaboración ante la UE

El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, abrió ayer el debate de dos días sobre el estado de la comunidad con un discurso atípico. Apenas si dio un repaso a la actualidad del último curso político y, por el contrario, se extendió en hablar de los desafíos que traerá el nuevo milenio. Las incertidumbres que provocan la entrada en vigor del euro y las negociaciones en la Unión Europea de la llamada Agenda 2000 (donde se decidirá las prioridades financieras de Unión) fueron los ejes de un discurso. La oposición (PP e IU) lo consideró "ajeno" a la realidad andaluza y los partidos que apoyan a Gobierno autonómico (PSOE y Partido Andalucista), un "acierto".El presidente andaluz ofreció al Gobierno central su "más firme y leal" colaboración para "hacer frente en primera línea" a aquellos países (Francia y Alemania, principalmente) que están planteando un recorte de sus aportaciones al presupuesto común de la Unión Europea y mayor "rigor y austeridad de las políticas económicas" europeas para el próximo milenio. Del triunfo de estas tesis depende que Andalucía, que habrá recibido al final de 1999 cerca de 1,3 billones de pesetas de la UE, siga percibiendo inyecciones económicas que contribuyan a su desarrollo. En el terreno político, la propuesta, en opinión de Chaves, esconde el intento de "recuperar poder para los Estados" en menoscabo de las regiones y ciudades.

Chaves pidió al Ejecutivo de Aznar que se tome con seriedad la propuesta de colaboración: "Me gustaría que no se hagan oídos sordos y que no se vuelvan a repetir los errores seguidos en la negociación sobre la reforma de la OCM del aceite de oliva". De esta percha colgó su propuesta de crear un grupo de trabajo (Gobierno central, Junta de Andalucía y sector) para evaluar los efectos de la reforma y "establecer medidas que puedan contrarrestarlos".

A los grupos de la Cámara les propuso acordar "una posición común" que debe regir la política y la acción de la Junta ante los desafíos de la Agenda 2000, cuyo programa, a su juicio, presenta "perfiles peliagudos y peligrosos" para los intereses andaluces.