_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

CUENTOS DE VERANO Gerifaltes de hogaño (II)

(Resumen del capítulo I: El ministro Arenas ha extraviado 10.000 millones de pesetas, que la Junta de Andalucía jura sobre el Estatuto haber pagado, a cuenta de la deuda contraída con la Seguridad Social. El ministro, al llegar a Atocha para despachar con el Jefe, tiene una idea descabellada, en relación con un posible rescate por Bartolín). La desechó enseguida. Acaso una calorina súbita le afectó de modo severo las neuronas de la fantasía. Pero fue sólo un momento. Repuesto ya de la extraña alucinación, regresó, no obstante, a la inquietud por el paradero de los diez mil millones. No podía ser. Una cantidad como ésa no puede perderse así como así, se dijo, entrando ya en el coche oficial que lo llevaría a Moncloa. Mejor no mencionarlo. ¿Pero y si el Jefe le preguntaba? Los dosieres de prensa los fotocopia el diablo. Y enemigos no era precisamente lo que le faltaban a él en Andalucía, dentro mismo del partido. Alguno estaba ya moviéndole el sillón. Por cierto, ¿debería tocar este delicado asunto, o esperar a que Él lo sugiriese? Mejor esto último. En todo caso, ¿cuál sería Su interés prioritario esa mañana? Las preocupaciones no le dejaron apreciar cómo el coche se deslizaba poderosamente por entre un tráfico de circunvalación, más fluido. Repasaría las claves del PSA (Plan Secreto para Andalucía), que solía ser lo primero. Abrió la pesada cartera. Todavía, mientras se hacía con el código, dedicó un tierno recuerdo a la broma de su esposa. Y con cuidado de que el asesor número quince, que le acompañaba, no pudiera ver las equivalencias, verificó que todas las claves empezaban por A, de Andalucía, en tres ramas principales: Asalto económico, Asalto político, Asalto social. Cada una de ellas se abría a nuevas claves, también con A, más un número. Así, la primera rama contenía: A1 (Aceite: negociar a la baja y marear con cifras). A2 (AVE a Málaga, dilatar y enredar). A3 (Actualizar censo población, de ninguna manera), etc. La segunda, entre otras: A10: Alto objetivo: sumar mayoría con PA tras las próximas elecciones autonómicas). A11 (Acercamiento subrepticio a andalucistas, empezando por Cádiz). A12 (Alianzas puntuales con IU, en Málaga sobre todo), etc. En la tercera rama, la social, repasó: A35 (Alhambra, razón de Estado). A36 (Arrebatar símbolos a la izquierda. Lorca y Picasso, principalmente). Cuando por fin se halló frente al Jefe, mesa por medio, tras un cordial pero rápido saludo, el señor Arenas se colocó el pesado portafolios sobre las piernas, para tener más a mano la documentación. De paso, impedía que aflorase algún temblor esencial. Diez mil millones. Esperó, como era obligado, a que Él orientase el despacho, con aquella su voz nasoatiplada, como de adolescente sin remedio, que al joven ministro le recordaba algo. -¿Cómo están mis tres princesas alcaldesas?- espetó el Jefe, de repente, con sonrisa malévola, aludiendo a cierto cuentecillo de invierno que un tal Almodóvar -el malo-, escribiera en la prensa morisca. El ministro se sintió aturdido. El otro insistió: -Sí, hombre, Solinda, Celinda y Teofinda. ¿No te acuerdas? (Continuará)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_