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Entrevista:

"Los científicos corren el riesgo de enamorarse de sus ideas"

El físico navarro Pedro Miguel Etxenike Landiribar (Isaba, 1950), galardonado junto a Emilio Méndez con el premio Príncipe de Asturias de investigación científica y técnica, asegura que en España se puede llegar a cometer una injusticia social y un despilfarro económico con las nuevas hornadas de investigadores Etxenike, que desarrolla su actividad en el departamento de Física de Materiales de la Universidad del País Vasco, es un ferviente defensor de que los investigadores enriquezcan sus conocimientos saliendo al extranjero, porque es el mejor antídoto contra el "dogmatismo".Pregunta. El mes pasado le concedieron el Príncipe de Asturias y el 18 de julio recibirá la máxima distinción de la Universidad de Cambridge. ¿Empieza a coleccionar reconocimientos?

Respuesta. Hombre, tienen el lado negativo de que me los deben de estar dando porque me voy haciendo viejo. Ambos galardones son el reconocimiento al trabajo silencioso y constante durante muchos años de un equipo que ha trabajado en la Facultad de Químicas de la UPV.

P. El jurado del Príncipe de Asturias ha ensalzado su "elegancia físico-matemática junto con su admirable intuición simplificadora" en las investigaciones sobre física de los materiales.

R. Sí, bueno, he realizado algunas predicciones teóricas sobre los estados de los electrones en las superficies de un objeto que han sido verificadas con posterioridad por grupos norteamericanos y alemanes. La investigación sobre superficies es esencial porque, siendo una mínima parte de un material, todo intercambio con el medio se hace a través de ella. El principal escollo es que plantea una dificultad añadida porque tiene menos simetría que un volumen, que el interior de un material. Pauli solía decir que Dios hizo los cuerpos y el diablo las superficies.

P. El jurado también ponderó sus aportaciones en microscopía electrónica de barrido.

R. Es una línea de investigación fascinante porque nos permite estudiar las propiedades emergentes de los electrones de un material a través de la interacción con electrones externos que utilizamos como sonda ¿Qué ocurre cuando hay millones de partículas en interacción y que una a una conocemos perfectamente? Lo que sucede es que aparecen propiedades nuevas, que podrán ser reducibles en un sentido trivial a las de los constituyentes, pero que en ningún caso son directamente deducibles de ellas. La cantidad se transforma entonces en calidad. El pánico en un estadio no se puede entender en términos de interacción entre dos espectadores. Con los electrones sucede lo mismo.

P. Su carrera no sólo ha sido científica. Con 29 años fue el primer consejero de Educación del Gobierno vasco, en una época en la que el presidente Adolfo Suárez lanzó aquella sentencia, según la cual no se podría impartir Física Nuclear en euskera.

R. Sólo hay que cumplir dos condiciones: saber Física Nuclear y euskera. Cualquier lengua es capaz de explicar cualquier materia, otra cosa es que la lengua de divulgación científica sea el inglés.

P. La cantera de científicos en España no hay quien la coloque. Muchos jóvenes investigadores se quejan de que reciben becas pero luego no tienen dónde desarrollar su trabajo.

R. Contamos con una generación formada exquisitamente, como nunca, y con la que se puede llegar a cometer una injusticia social y un despilfarro económico. No obstante, eso no significa que todos cuantos hayan realizado un doctorado o una beca posdoctoral tengan que dedicarse a la investigación básica. Si los doctorados se han hecho bien y no se han reducido a ser mano de obra barata para las ambiciones de otros, lo menos importante es el logro concreto; alguien que hace un buen doctorado es capaz de trabajar a largo plazo y de pensar críticamente, por tanto, es fuente de innovación, por ejemplo en el tejido empresarial. En todo caso, en España todavía hay un margen amplio para que el número de investigadores crezca.

P. En alguna ocasión ha criticado usted la existencia de una regla no escrita en la Universidad española por la que quien se fue a Sevilla perdió su silla.

R. Tiene que existir una cierta selectividad en el perfil de las plazas que se convocan, pero la realidad es que en muchísimos grupos de investigación este criterio se utiliza como pretexto para potenciar a alguien que no tiene la calidad suficiente. Lo que nunca hay que permitir es que nuestros estudiantes se queden en nuestro grupo: pueden volver, pero antes deben realizar estancias largas en centros extranjeros para abrir la mente a otros enfoques. Nosotros tenemos ahora mismo gente en Gotemburgo, Berlín, Cambridge y Berkeley. Hay que salir y arriesgarse.

P. Usted reemplaza el unamuniano "que inventen ellos" por "vamos a inventar con ellos".

R. Uno de los peligros que corren los grandes científicos es el de enamorarse de sus propias ideas y sacralizar sus métodos y procedimientos. Hay que salir. El mejor remedio contra el dogmatismo es observar otros puntos de vista, aprender a reconocer los fallos. Internet es un medio imprescindible para contrastar ideas, pero lo fundamental es el contacto personal, cara a cara, con otros investigadores P. ¿Qué papel desempeña la intuición en una investigación científica?

R. La clave es meter horas. Las intuiciones válidas sólo las aprovechan quienes tienen un entrenamiento férreo en lo fundamental de sus propias disciplinas. Si no se cumple esta condición, muchas pretendidas intuiciones no suelen ser más que atrevidas tonterías.

P. En alguna ocasión ha confesado que algunos problemas los resolvió mientras dormía.

R. Después de estar obsesionado con una cuestión y no encontrar la solución, entras en una fase de abandono y relajo. Entonces a veces llega de repente la idea. Una característica de los genios es creer que lo que es verdad para ellos también lo es en la realidad. Eso es también una característica del estúpido, hay una línea muy tenue entre lo sublime a lo ridículo.

P. ¿La realidad científica supera a la ficción?

R. La ficción muchas veces está relacionada con logros tecnológicos, pero cualquiera que conozca un poco la ciencia se encontrará con un sentido de lo misterioso y de la belleza. Lo fantástico de muchos conceptos científicos exige para su comprensión un dominio de otro lenguaje, básicamente matemático, que es el que dificulta su transmisión. De ahí la importancia de la divulgación científica que realizan periódicos como El PAÍS.

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