Protestas en Londres por la investigación de un crimen racial

El crimen racial más bochornoso que se recuerda en el Reino Unido ha vuelto a estremecer a la sociedad británica. En medio de gritos, empujones, cargas policiales y aerosoles lacrimógenos, los cinco jóvenes británicos, todos blancos, supuestamente implicados hace cinco años en el asesinato del adolescente negro Stephen Lawrence, prestan de nuevo declaración.Absueltos por la vía penal por falta de pruebas concluyentes, derivadas de los fallos garrafales de una policía criticada por sus propios jefes, el quinteto sí fue hallado culpable en una vista civil. No pueden ser juzgados de nuevo por los mismos hechos, pero su presencia en una investigación pública, largamente solicitada por la familia del muerto, ha puesto de manifiesto el delicado momento que viven las relaciones interraciales en el país.

Stephen Lawrence fue apuñalado en una parada de autobús londinense. Gary Dobson, Luke Knight, Jamie Acourt, David Norris y Neil Acourt fueron acusados del crimen pero también absueltos cuando el juez desestimó las pruebas que les señalaban como los autores. La policía ha reconocido que no supo llevar las investigaciones, perdió pruebas vitales, olvidó aplicar las normas más elementales y no registró bien los domicilios de los sospechosos. En suma, trató a la familia Lawrence "como si nosotros fuéramos los culpables", en palabras de sus padres. A pesar del resultado del juicio previo, los cinco jóvenes siguen siendo los principales sospechosos. Durante el interrogatorio actual ha podido verse un vídeo captado por la policía y donde varios de ellos emplean un lenguaje racista y ofensivo.

Público iracundo

Como el lunes pasado, la policía tuvo que protegerles de las piedras y botellas que les lanzaba un público iracundo. Los ánimos estallaron cuando los miembros del grupo radical La Nación del Islam quisieron formar parte del público y los agentes utilizaron sus aerosoles de protección. Entonces, la propia familia de la víctima pidió calma.Aunque para ellos la presencia misma de los cinco sospechosos constituye una victoria moral, el interrogatorio está muy constreñido por las circunstancias legales del caso. Deberán responder, eso sí, a todas las preguntas que les sean formuladas so pena de acabar hasta seis meses en la cárcel.