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Reportaje:

Ecologistas de caqui

24 profesores de academias militares actualizan sus conocimientos medioambientales en la Universidad de Alcalá de Henares

Una de las apuestas fuertes de la Universidad de Alcalá es la formación continuada. La cátedra de Medio Ambiente es un ejemplo. En los últimos dos años se han encargado de actualizar los conocimientos en esta materia de varios colectivos profesionales. Sus últimos alumnos han sido 24 oficiales de los tres ejércitos que ejercen como profesores de otras tantas academias militares españolas y harán de altavoz entre las 10.000 personas que pasan cada año por sus aulas. El objetivo del Ministerio de Defensa es que todos los militares profesionales tengan una formación básica en estos asuntos. Madrid es una plaza clave en esta batalla, ya que la intención es convertir en periódicos los seminarios dados por la Universidad alcalaína, y además, es en la escuela militar de Hoyo de Manzanares donde se imparten los cursos de especialización medioambiental.Los profesores militares llegaron a las aulas alcalaínas el pasado lunes y durante 10 horas sus homólogos universitarios y algunos especialistas procedentes de la empresa privada les pusieron al tanto de las últimas novedades sobre contaminación, legislación o gestión de residuos. Ayer dedicaron el día a tocar lo estudiado y, bajo un sol de justicia, visitaron el depósito de seguridad de residuos tóxicos y peligrosos de San Fernando y la planta de Valdebevas, donde se tratan los restos peligrosos en estado líquido.

José Manuel Pías, un técnico de la empresa concesionaria del depósito de seguridad de San Fernando, que compartía con los oyentes un pasado como profesor militar, les explicó qué se hace allí. "Os hablarán de residuo cero, eso es una utopía. Al final siempre me quedo con unos residuos que no sé qué hacer con ellos. ¿Qué se os ocurre ? Pues apartarlos del mundanal ruido. Para eso estamos nosotros", comenzó Pías, refiriéndose al citado depósito de San Fernando. Luego les explicó cómo se construían los vasos donde se enterraban los residuos que no se pueden reciclar: 150 metros de arcilla por debajo y varias capas de plásticos, gravas y otros materiales para impedir cualquier posible filtración que contamine acuíferos subterráneos. Los alumnos hicieron pocas preguntas, pero muy precisas, ya que entre los visitantes había ingenieros, geólogos, veterinarios y médicos. Veterinario es el capitán Cique, de 33 años, profesor en la Escuela Militar de Defensa NBQ (Nuclear, Biológica y Química) de Hoyo de Manzanares, donde, desde hace cinco años, se imparten cursos de 50 horas sobre contaminación, gestión de residuos, generación de energías altenartivas o legislación específica. También desarrollan programas experimentales, como el de degradación de explosivos mediante bacterias.

¿Y la ecología doméstica? "Se dan instrucciones a la tropa y en los cuarteles nos adaptamos a los programas de recogida selectiva de basura al mismo ritmo que las ciudades que los acogen", explicó Cique. En Hoyo tienen cuatro contenedores de papel y dos de vidrio y cuando la Comunidad de Madrid anunció que los otros envases se recogerían por separado en bolsas amarillas, empezaron a seleccionarlos en cocinas y cantinas. El día que llegaron sus ocho contenedores amarillos tenían un almacén lleno de cajas con envases.

En el televisor que preside el autobús que traslada a los profesores-alumnos de San Fernando a Valdebevas, discurre un vídeo sobre la fauna y la flora en los campos de maniobras. Al hilo de la grabación, algunos oficiales hacen comentarios. "Tratamos de causar el mínimo impacto ambiental posible. Tras una maniobra hay que recoger hasta las vainas de los proyectiles", apunta un oficial. "Estos temas están tomando cada vez más importancia. En el último curso de ascenso a general entraban los estudios de evaluación de impacto ambiental", añade otro.

"Pretendemos que las bases militares y campos de maniobra sean un ejemplo de desarrollo sostenible", comentó en la planta de tratamiento de residuos líquidos Miguel San Hipólito, director del Departamento de Medio Ambiente del ministerio. Así, dentro de la región se están implantado sistemas de gestión medioambiental diseñados por empresas privadas, en la base aérea de Getafe y en el acuartelamiento de Hoyo. Estos sistemas planifican desde los pequeños detalles, como el ahorro de luz, hasta los planes de prevención de incendios en el entorno natural de las instalaciones. Una vez implantados, Aenor (organismo que certifica la calidad de los productos) tendrá que darles el visto bueno.

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