El plan de Bruselas para carreteras y trenes del Este europeo cuesta 15 billones

El plan de la Unión Europea (UE) para modernizar las conexiones viarias, ferroviarias y aeroportuarias de los Quince con los 10 países candidatos a integrarse en la Unión costará unos 90.000 millones de euros, en torno a 15 billones de pesetas. El grueso del esfuerzo financiero, que se desarrollará hasta el 2015, recaerá sobre los propios aspirantes, aunque contarán con alguna ayuda financiera comunitaria.Así lo explicó ayer el comisario de Transportes, Neil Kinnock, al presentar el diseño general del programa, cuyos detalles se ultimarán en los dos próximos años. "Las fronteras no pueden abrirse y las personas y mercancías no pueden circular libremente si las carreteras, los ferrocarriles, los puertos y los aeropuertos de Europa central y oriental no están a punto", manifestó Kinnock. La idea es que la extensión del mercado interior europeo a los 10 candidatos exige infraestructuras que permitan su funcionamiento sin cuellos de botella.

En la redacción del esquema director han participado todos los candidatos, sin distinguirse entre los preseleccionados para formar parte del subgrupo de vanguardia y el resto, excepto Chipre, que constituye un caso aparte, por ser isla: Bulgaria, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia.

El diseño persigue la mejora de las carreteras más que su sustitución, a no ser en los casos imprescindibles, así como la consolidación y modernización de las vías férreas, que ya ostentan un aceptable punto de partida. Las prioridades se centrarán en los 10 corredores paneuropeos, que deben permitir la penetración de los territorios de los aspirantes, e incluso más allá, hacia Turquía y Rusia.

El gran problema es el coste, unos quince billones de pesetas desde ahora al año 2015. La pretensión de Bruselas estriba en que el grueso de la factura recaiga sobre los hombros de los países aspirantes. ¿Por qué? Desglosada la cifra por países y proyectos, se ha comprobado que ninguno de ellos debería hacer un esfuerzo anual superior al 1,5% del PIB en concepto de inversión en infraestructuras de transportes, mientras que los Quince dedican anualmente un 2% de su PIB a estos efectos.

Redes locales

"Algunos, como Eslovenia, ya cumplen ese parámetro", indicó Kinnock. Y si quieren equipararse a las inversiones de los países comunitarios -con el 2%- podrían dedicar el medio punto de diferencia a las redes locales. La Comisión sostiene que, dadas las altas previsiones de crecimiento económico de estos países en los próximos años, su sacrificio queda relativizado. Sin embargo, habrá ayudas europeas. Inicialmente, desde ahora hasta el 2000, para labores de asesoramiento técnico, y para evitar que la planificación se paralice por falta de recursos. En realidad, la ayuda brindada hasta ahora por la UE ya ha desbrozado el camino, al dedicar a los estudios previos realizados hasta 1997 unos 170.000 millones de pesetas provenientes del programa Phare.Además, en su Agenda 2000 -ahora se encuentra en discusión-, la Comisión propone dedicar desde el 2000 hasta 500 millones de euros (unos 85.000 millones de pesetas) anuales al desarrollo de las redes de transporte de esos países. Adicionalmente, los bancos comunitarios (el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo) otorgarán préstamos a largo plazo.