El PSE se considerará desligado del pacto de gobierno vasco si el PNV vota otra vez con HB
La política del PNV de sumar sus votos a los de HB en el Parlamento vasco ha soliviantado a sus socios de gobierno socialistas. Tanto que el PSE se considerará liberado de cualquier compromiso con sus socios nacionalistas en el Ejecutivo vasco si el próximo viernes el PNV no apoya la inclusión del acatamiento constitucional en el Reglamento de la Cámara de Vitoria.El secretario general del PSE, Nicolás Redondo Terreros, advirtió ayer al PNV que habrá "barra libre ilimitada" en el Ejecutivo tripartito si el partido de Xabier Arzalluz sigue votando con Herri Batasuna. Con todo, los socialistas no darán el primer paso para romper el tripartito a sólo cuatro meses de las elecciones autonómicas.
El PSE no está dispuesto a asumir el coste político de romper el Gobierno de coalición con los peneuvistas y EA cuando la legislatura vasca vive sus postrimerías, aunque Redondo Terreros afirmó ayer, en tono rotundo: "No me importaría nada, nada en absoluto, que la legislatura concluyera el próximo viernes", día en que se debe votar la reforma del Reglamento.Los socialistas rechazan aparecer ante la opinión pública como los dinamitadores del Ejecutivo vasco cuando los sondeos abonan sus perspectivas de ascenso en las urnas el 25 de octubre. Ayer mismo, un sondeo publicado por El Correo y El Diario Vasco concluía que el PSE puede pasar de sus 12 escaños actuales a 16. El PP ganaría la misma cifra de diputados (de 11 a 15), mientras que el PNV, que seguiría siendo el primer partido vasco, bajaría de 22 a 21 parlamentarios.
Los socialistas consideran que la mayoría nacionalista que se ha ido configurando en el Parlamento de Vitoria en las últimas semanas, a la que en ocasiones se ha sumado IU, abona el "frentismo nacionalista" merced a un "cambio estratégico" del PNV, que ha apostado, según Redondo Terreros, por "romper los consensos básicos de este país".
En este contexto, Redondo, quien ayer participó en un encuentro con afiliados de su partido en Hernani, sostiene que la votación sobre el acatamiento constitucional de los parlamentarios vascos será decisiva y marcará un punto de no retorno en las relaciones entre los socios del tripartito.
"Si el PNV vota junto a HB y rechaza el juramento constitucional", declaró, "nos encontraremos ante una muestra clara de la radicalización de los nacionalistas y en una situación realmente grave, porque el PNV se abstuvo en el referéndum constitucional [de 1978] y si ahora lo rechaza, lo que estará haciendo es aproximarse a HB. Siempre ocurre así, el PNV no modera a HB, por el contrario, es HB la que radicaliza al PNV".
La comisión permanente de la ejecutiva del PSE se reúne hoy en Bilbao para analizar la nueva situación y plantear su respuesta -una "respuesta adecuada" desde la "frialdad" de análisis, decía ayer mismo la dirigente socialista y consejera de Comercio, Rosa Díez-, aunque existe un "consenso básico" entre los dirigentes socialistas de "no pasar ni una más al PNV". Con ese clima, Redondo avisó que si el partido de Arzalluz y la coalición abertzale votan contra el acatamiento "habrá barra libre". "Lo que no puede ser", prosiguió, "es que estemos consensuando determinadas leyes y que el PNV recurra a los votos de HB cuando algo no le gusta". Y añadió categórico: "La votación del viernes decidirá el final de la legislatura".
Los socialistas no tienen "ningún interés" en que se convoque la comisión de seguimiento del pacto tripartito, puesto que dan por ya acabada la gestión del actual gobierno. En este sentido, Redondo reconoce que "es un problema la vida que le queda" al Ejecutivo en un momento en que sus socios, que ya habían superado otros desencuentros parlamentarios de menor relevancia, votan por separado.
La decisión socialista de no romper el Gabinete complica el desenlace de la crisis, pero el PSE tiene una cosa clara: "Así no podemos seguir, con el PNV echándose en los brazos de HB, cuando la única forma de construir país es mediante el consenso entre nacionalistas y no nacionalistas". Las votaciones en que peneuvistas y HB han sumado sus fuerzas respecto a la aprobación de la ley vasca del Deporte o el contencioso sobre el Condado de Treviño reflejan, según los socialistas, una "visión predemocrática" del partido de Arzalluz, para el que "una bajada [de voto] de otro partido nacionalista la asumen como propia". Esta situación, que pudo amenazar a HB hace un año tras el secuestro y asesinato del concejal popular de Ermua Miguel Ángel Blanco, ha impulsado al nacionalismo moderado a "dar cobertura y legitimidad" a Herri Batasuna, según el diagnóstico socialista. De forma simultánea, el PNV estaría provocando, con la defensa de posiciones más radicalizadas, un trasvase a sus filas de votos que en el pasado apoyaron a Eusko Alkartasuna, que sería "el pagano de este cambio estratégico", según Redondo Terreros.
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