_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa, a debate

L A EROSIÓN del consenso político sobre Europa entre los dos grandes partidos españoles, el PP y el PSOE, se consumó esta semana en el simulacro de debate sobre el Consejo Europeo de Cardiff, celebrado en el Congreso de los Diputados. Sería bueno intentar recomponer el acuerdo sobre cuestiones en las que el país se juega mucho y en las que quedan por delante difíciles negociaciones, pero también es positivo que la integración europea se someta a debate político para confrontar ideas. La política europea es ya mucho más que las ventajas que España pueda sacar de Europa. Negar el debate sobre la Unión Europea (UE) equivaldría hoy día, en una gran parte, a negar el debate político general.En esta Europa del mercado único y del euro, las decisiones que se toman en las instituciones de la UE afectan de lleno a la vida económica -política fiscal incluida-, empresarial, social, tecnológica, educativa, cultural y también política de cada país. En esta situación, la política europea española tiene tanto de política exterior como interior. Por eso, el consenso total en materia europea, que todos los Gobiernos suelen reclamar, podría llevar a un pensamiento único poco saludable. Para España, superada la fase de su recuperación histórica con la integración en la UE, es bueno que haya un debate sobre las políticas concretas, en la medida en que cada uno de los grandes partidos, y también los de menor peso parlamentario, logren tener criterios propios.

La discusión sobre Europa es algo normal en otros países de rica vida democrática. Un ejemplo constructivo es el impulso político dado a la idea de la Europa social con la llegada de los socialistas al Gobierno francés. Naturalmente, a la confrontación interna hay luego que sumar las negociaciones con otros Estados, en diversas instituciones, que fundamentalmente corresponden al Gobierno de turno.

El pasado miércoles, en el Congreso de los Diputados, como ya ocurrió en el debate sobre el estado de la nación, se escucharon bastantes descalificaciones, pero pocas ideas sobre Europa, pese a que el ingreso en la moneda única debería haber supuesto ya un cambio en la manera de pensar y de plantear políticas tanto por parte del Gobierno como de la oposición. Izquierda Unida tiene un discurso propio en esta materia, pero tan extraño y tan distante del enfoque socialista que puede convertirse en un escollo insalvable para un acercamiento entre IU y el PSOE.

En todo caso, es seguro que a España le conviene más Europa y que no le favorece la tendencia renacionalizadora de algunos Gobiernos europeos, sin que ello signifique esconder, como pretende Aznar, que la construcción europea tiene carencias democráticas que se pueden agravar y que hay que resolver. El Gobierno español no debería caer en viejos hábitos que imperaron en el Partido Popular cuando dominaba la admiración por el thatcherismo ni unirse al grupo de quienes utilizan esas carencias como pretexto para frenar el proceso de integración abierto por el Tratado de Maastricht.

El debate puede resultar creativo, siempre que se mantenga fuera de lo que afecta a los intereses más básicos de España, en cuya defensa es necesaria la mayor unidad posible. Así, sería bueno que Gobierno y oposición acercaran posiciones en una materia en la que España va a tener que luchar con ahínco, como es la financiación futura de la UE. La única idea de peso que ha salido del Gobierno en los últimos tiempos, y que se ha de plasmar próximamente en una propuesta formal, es la de introducir una mayor progresividad en los ingresos de la Unión, de acuerdo con el principio federalizante de la riqueza por habitante, una idea que ya propuso el anterior Gobierno socialista al negociar el paquete presupuestario hoy vigente en la UE.

Resulta, por otra parte, insólito que la mera hipótesis de que un español como Felipe González pueda presidir la Comisión Europea despierte tantos recelos en el Gobierno, en el PP y en algunos medios. Debería ser objetivo central de cualquier Gobierno situar a un español, del signo político que sea, a la cabeza de esa institución básica, si la ocasión se presenta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_