El voto electrónico, sin fecha
El voto electrónico tiene un futuro incierto. Aunque la reforma de la Ley Electoral que ayer aprobó el Parlamento vasco lo regula, no hay fecha ni siquiera para poner en marcha una prueba que certifique su utilidad y fiabilidad. La apuesta del Departamento de Interior, que elaboró un extenso informe y el programa infomático para llevarlo a cabo, se ha quedado en papel mojado, sobre todo teniendo en cuenta la rapidez con la que avanzan las tecnologías. El PNV, EA, PSE e IU secundaron ayer la reforma de la ley en contra de la opinión del PP y UA, que calificaron de "absurdo" incluir el voto electrónico sin una fecha concreta. El consejero de Interior, Juan María Atutxa, explicó que la frustrada intención de su departamento era probar el sistema en las elecciones autonómicas de octubre para ponerlo en marcha definivamente en las elecciones del año 2002. "Es tan simple como utilizar un cajero electrónico", declaró, para a renglón seguido lamentar la oportunidad que se ha perdido. "Sobre todo teniendo en cuenta que en breve el voto electrónico se va a convertir en una demanda social". El segundo gran apartado que regula la reforma es el de los gastos electorales. La nueva ley actualiza el cálculo de los topes de gasto electoral, incorpora el buzoneo financiado con las arcas públicas y regula el régimen de subvenciones a los partidos después de las elecciones en función de los escaños conseguidos. En las autonómicas del 25-0 los partidos no podrán pasarse de los 169 millones de pesetas, una vez computados tanto el buzoneo como los 16 millones de pesetas por circunscripción y las 35 pesetas por elector. La única discrepancia en este capítulo fue la de EA, que apostó por incluir en el tope de gasto de los 124 millones el buzoneo, rebajando 45 millones el que había quedado. En cuanto a las subvenciones, los partidos podrán reclamar tres millones de pesetas por escaño conseguido, más 100 pesetas por voto obtenido y cinco millones por circunscripción electoral.
