Sólo le falta un sastre

Abrió la noche el quinteto madrileño Meteosat, quien, a punto de registrar su primer elepé, demostró su gran apego a los sonidos de la movida madrileña y su cada vez mayor experiencia y desenvoltura sobre las tablas. Ha de mejorar la calidad de su instrumentación y la comprensión de las letras en vivo. No obstante, Diana y Verónica -sus dos cantantes- y lo escueto de sus arreglos hacen del directo de este grupo algo deliciosamente asequible.Con la atmósfera suficientemente caldeada irrumpió sobre el escenario El Niño Gusano para presentar en directo su tercer álbum, El escarabajo más grande del mundo. Esta banda zaragozana es, sin lugar a dudas, una de las más interesantes del panorama del pop español del momento. Sus letras son admirables, su desvaído estilo engancha sin dispersar la atención, tienen en Sergio Algora un cantante convincente y su sola existencia y el prestigio adquirido en apenas cuatro años de vida hacen coexistir felizmente la poesía, el surrealismo y la música joven. En su actuación en vivo exhibieron un sonido sólido, no exento de la belleza de los colores que aportan las guitarras y teclados de Sergio Vinade y Francisco Lahiguera. Las letras llegaban con toda nitidez y el desarrollo instrumental de carácter psicodélico de su repertorio no cargaba. El Niño Gusano es, para bien de todos, un extraordinario grupo al que sólo le falta un buen sastre.