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Dos universidades abogan por incluir preguntas de test en la selectividad

Dos de las seis universidades públicas madrileñas, la Politécnica y la Carlos III, se han mostrado partidarias de que el examen de selectividad incluya preguntas de tipo test, de forma que la corrección de las mismas sea mucho más objetiva. La propuesta, que incluso se llegó a barajar para este mismo año, ha quedado pospuesta hasta la próxima edición del examen para su análisis más pormenorizado.El secretario general de la Politécnica y representante de esta universidad en la comisión interuniversitaria para la selectividad, Miguel Oliver, se ha erigido en uno de los mayores defensores del nuevo modelo. "No se trata, desde luego, de que todo el examen fuera un puro test. Ésa sería una posibilidad repugnante, desde un punto de vista intelectual", se apresuró a aclarar. Su idea, concretó, pasa por que "una pequeña parte" de la prueba selectiva se rija por este sistema, de forma que haya un bloque en el que no influya ni lo más mínimo el criterio personal del corrector.

Se trata de un argumento que también comparte el delegado del rector para alumnos de la Carlos III, Juan Romo. Ambos intentan ahora convencer al resto de integrantes de la comisión -Complutense, Autónoma, Alcalá y Rey Juan Carlos- de que esta fórmula reduciría el índice de discrecionalidad que encierra la corrección de un examen tan extenso y complejo.

Las preguntas de tipo test (se ofrecen cuatro o cinco posibles respuestas, y el alumno tiene que señalar la correcta) contarían con una segunda ventaja, a juicio de Miguel Oliver. Al tratarse de un criterio completamente aséptico y objetivo, los tribunales examinadores podrían cruzar la nota de cada alumno en el test con la del resto de la prueba. De esta manera se advertirían posibles desequilibrios, que harían las veces de indicadores a la hora de desenmascarar a los correctores más severos y a los demasiado magnánimos.

Cuestión de décimas La propuesta de la Politécnica y de la Carlos III se incluye en la nueva política de las universidades para reducir los índices de subjetividad en las pruebas selectivas. Los responsables de la coordinación de estos exámenes reconocen, preocupados, que las calificaciones pueden variar en torno a un punto en función de quién sea el profesor encargado de la corrección. Y una sola décima puede bastar para que un estudiante no logre el acceso a la titulación deseada.

Las otras universidades madrileñas han acogido la propuesta con mayor cautela. El argumento más extendido es el de que una prueba en la que sólo hay que colocar una equis al lado de la respuesta correcta no sirve para medir "el grado de madurez" del joven de cara a su ingreso en el mundo universitario. Además, el sistema actual está demasiado consolidado como para una modificación tan sustancial.

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