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Burocracia

JUANJO GARCÍA DEL MORAL La burocracia, por definición, es lenta, lo que la convierte en poco eficaz. Y es la burocracia europea, aún peor, debido a los mil rodeos necesarios para sacar adelante una decisión de los Quince. Sirva de ejemplo lo que sucedió con el debate en torno al sistema de televisión de alta definición. La Unión Europea (UE) se pasó años discutiendo sobre si convenía más el sistema japonés, el americano o era mejor apostar por uno propio. Nunca se alcanzó un acuerdo; las discusiones se prolongaron tanto que al final el propio concepto de la alta definición quedó obsoleto ante la irrupción de la televisión digital. La pasada semana, tras años de discusiones, los ministros de Pesca de la UE aprobaron el esperado acuerdo para prohibir la utilización de las redes de malla a la deriva o volantas. La ministra española del ramo y sus homólogos de países que votaron con España contra la supresión de estas destructivas artes de pesca se mostraron muy satisfechos con el pacto alcanzado, que convertirá en ilegales a partir del 31 de diciembre del año 2001 las también llamadas redes de la muerte. En este caso, el acuerdo llega in extremis, cuando la destrucción indiscriminada propiciada por la utilización de estas redes ha llegado a un punto muy cercano al de no retorno. Pero el problema no ha sido solucionado, ni mucho menos. Italia, que se oponía al acuerdo porque tiene una importante flota de barcos que utilizan estas redes, dice que ha empezado a desmantelar los pesqueros, pero Greenpeace ha denunciado ya que lo que en realidad están haciendo los italianos es vender estas artes de pesca ahora prohibidas a barcos matriculados en el norte de África. El negocio es el negocio y esos armadores podrán mantenerlo gracias al pabellón de conveniencia, porque el acuerdo de la UE sólo afecta a los países miembros. Barcos de países terceros podrán seguir esquilmando nuestros mares, como sucede año tras año en el Mediterráneo, donde las factorías flotantes procedentes de Japón se dedican a la pesca intensiva del preciado atún sin que las autoridades nacionales o comunitarias se hayan decidido nunca a coger el rábano por las hojas.

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