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El esperpento vuelve al "callejón del Gato"

La restauración de los espejos en los que se inspiró Valle-Inclán enreda a las instituciones

Esta historia empezó la madrugada del 21 de mayo, cuando varrios hinchas del Real Madrid rompieron a pedradas un grupo de espejos, situados en la calle de Álvarez Gato -conocida por su estrechez como callejón del Gato-, que reflejaba su imagen distorsionada. Un incidente que hubiera quedado en el olvido de la la noche que el equipo blanco ganó la Copa de Europa de no ser porque esos espejos -dos planos, uno cóncavo y otro convexo, situados en la fachada del bar Las Bravas- inspiraron a Valle-Inclán, en Luces de bohemia, la metáfora del esperpento como muestra de que la realidad se revela con frecuencia a través de una imagen distorsionada.Y, aun rotos y tapados por cartones, los restos de los espejos han seguido provocando el esperpento: el pasado jueves, el consejero de Cultura, Gustavo Villapalos, convocó a un acto público para presentar una colecta destinada a sufragar la restauración. El consejero iba a entregar, en presencia del presidente del Círculo de Bellas Artes, "200.000 pesetas para la apertura de una cuenta corriente en la que podría contribuir cualquier ciudadano".

Al acto se había invitado al Ayuntamiento y se iba a leer una nota que señalaba que el dueño del bar Las Bravas, José Blanco, "aceptaba la ayuda de la Comunidad". Un detalle que su hija califica de "feo": "Los espejos han estado aquí siempre y mi padre los ha conservado sin ayuda de nadie. Tanto interés ahora nos hizo desconfiar". Esa colecta era, además, innecesaria: todos los daños están cubiertos por el seguro que Blanco, que ha restaurado en varias ocasiones los espejos sin ayuda alguna, tiene para su local. La aseguradora sustituirá los rotos por una réplica.

¿Qué hacer con los trozos que se retiran? En una reunión celebrada el pasado día 5 en Las Bravas con el organizador del acto en el Círculo, Ignacio Amestoy, la familia Blanco se mostró proclive a cederlos al Museo Municipal y rechazó el dinero de la comunidad. Así se le transmitió ese mismo día al gabinete de Villapalos. Pese a ello, la consejería difundió la donación de las 200.000 pesetas.

"Ni hemos solicitado ni hemos recibido ayuda de la Comunidad", puntualizaron en el bar Las Bravas, irritados con el consejero. "Se trataba de la entrega simbólica de una cantidad de dinero para empezar la rehabilitación de los espejos, que debe costar bastante. No sé si lo de cuenta ha sido a propuesta de la familia de Valle-Inclán", dijo una portavoz de Villapalos.

"Cuando me enteré de que se habían roto los espejos pensé que había que hacer algo. Villapalos iba a dar 50.000 pesetas como inicio de una cuenta abierta para recaudar hasta 200.000", explicó Ignacio Amestoy, que considera el callejón del Gato "la Capilla Sixtina del esperpento".

"¡Que absurdo! ¡Qué manía les ha entrado! Si ni siquiera se sabe si son los originales, y el sentido común dicta que es imposible que hayan sobrevivido desde antes de 1920 en una ciudad bombardeada durante la guerra civil", argumenta Joaquín Valle-Inclán, nieto del escritor, tras excluir cualquier participación de la familia en el enredo.

José Blanco mantiene que él conoce los espejos desde 1933 y, comprometido "con la cultura", ha decidido restaurarlos. Un propósito que tiene también el Ayuntamiento con la idea de que pasen al patrimonio municipal.

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