Fura, Pepa Plana y Alexis Valdés, los más aplaudidos en el primer día del Maratón
Seguramente Joan Maragall no imaginó jamás que uno de sus poemas más conocidos, La vaca cega, provocaría un día un banquete colectivo de carcajadas. Así ocurrió en la madrugada de ayer en el Mercat de les Flors por obra y gracia de la clown Pepa Plana. La osada artista ofreció su peculiar recreación del poema, llena de lamentos por la suerte del pobre animal, en uno de los números de la primera jornada del Maratón del Espectáculo más aplaudidos, junto a los de la acróbata Fura y el actor cubano Alexis Valdés.
Todos ellos actuaron en la Sala Maria Aurèlia Capmany, único escaparate disponible este año para las artes escénicas -a excepción del vestíbulo, reservado para los números de animación y otras actividades diversas, como un recorrido virtual por todo un mundo de aromas y sensaciones a bordo de una silla de ruedas, bautizado como Ciber Rústic-. La sala estuvo llena a lo largo de toda la noche, aunque en ningún momento hubo problemas de falta de aforo, y por su escenario desfilaron propuestas muy variadas, desde las más clásicas, como un recital a capella a cargo de Mama-Ima Quartet, a otras más atrevidas, como la danza en una bañera interpretada por Búbulus o el flamenco-fusión bailado por Alma Mare. También se llenó la Sala Sebastià Gasch, espacio reservado para las proyecciones de películas y vídeos, elaborados en su mayoría por alumnos de las diversas escuelas de imagen de Cataluña. Sin embargo, la primera jornada de actividades evidenció un cambio en la dinámica del maratón. Una de las características de la iniciativa, que cumple este año tres lustros de vida, consiste en ofrecer espectáculos simultáneos en diversos escenarios, de modo que el público debe sacrificar unas actuaciones en favor de otras y el tráfico de espectadores por los alrededores del Mercat es continuo. Este año, el movimiento de público entre los diferentes espacios se ha minimizado, el maratón ha perdido un poco de vida porque cada cual parecía haber tomado su opción antes de entrar en el Mercat: o artes escénicas o audiovisuales. El vestíbulo y el bar funcionaron como únicos puntos de encuentro, sin excesivas aglomeraciones. Entre los aspectos positivos de la reorientación de hábitos del público figura la democratización conseguida por los participantes: la competencia existía sólo dentro de la sala, no había que luchar tanto como otros años para conseguir la fidelidad del público, aunque lógicamente éste se guiaba por sus preferencias para decidir en qué momento salía a estirar las piernas o a refrescar la garganta.
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