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El fiscal asegura que Ortega Lara estaría muerto si no se llega a encontrar el 'zulo'

Ortega Lara hoy estaría muerto si la Guardia Civil hubiera abandonado la búsqueda del zulo en el que se hallaba secuestrado, afirmó ayer el fiscal Ignacio Gordillo en el juicio por el secuestro del ex funcionario de prisiones, en el que ratificó su petición de 32 años de cárcel para cada uno de los cuatro etarras acusados. El fiscal agregó que sólo un golpe de fortuna salvó a Ortega, puesto que tras horas de búsqueda y cuando ya se iba a abandonar, se encontró la entrada del habitáculo. Jesús Uribetxebarria, uno de los miembros del comando, se negó a revelar a los agentes el escondite.

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Uribetxebarria se negó a colaborar

La segunda y última sesión del juicio por el secuestro a manos de ETA del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara estuvo marcada por el horror de las condiciones de vida del ex funcionario durante su cautiverio y el lamentable estado en que se encontraba cuando fue liberado. Las descripciones de los testigos, guardias civiles que intervinieron en la liberación de Ortega en la madrugada del 1 de julio de 1997, fueron elocuentes. El primero de ellos que llegó hasta el secuestrado explicó que éste le confundió con un terrorista. "Nada más abrir la puerta, él se asustó. Intenté tranquilizarle, pero se encogió en posición fetal. Me dijo "mátame, mátame, que ya sabes que no tengo miedo a morir". Le dije que éramos guardias civiles, que éramos amigos. Él no reaccionaba. Intenté tocarle, pero se sobresaltó y se fue a la otra esquina del pequeño habitáculo. Le dije que no se preocupase, que estaba libre, que iba a ver a su mujer y que ya era hora de salir. Él se negaba, dijo que no salía y nos sentamos los dos en el camastro. Creía que yo era terrorista y que lo iba a matar. Me chocó. Le pregunté si le habían pegado y me dijo que no, pero que sufría mucho por la corriente de aire que había. Iba tambaleándose. Parecía un poco ido (...) Me dijo: "Quiero salir por mi propio pie", mostrando mucha entereza. Cuando fue a salir, volvió a meterse dentro del zulo y dijo: "Yo quiero estar aquí". Se había convencido de que iba a morir allí. Le dije que primero saldría yo y luego le ayudaría".Este mismo agente explicó a preguntas del fiscal que si a uno de sus compañeros no se le hubiera ocurrido mover la máquina donde luego se descubrió el acceso al zulo, Ortega Lara "ahora estaría muerto dentro de ese ataúd".

Cadáver viviente

Otro de los testigos, un teniente de la Guardia Civil, explicó que nada más ver a Ortega Lara al salir del agujero, pensó: "Es un cadáver viviente". "Le costó trabajo salir, tenía la vista perdida, estaba desorientado y muy delgado".El oficial añadió: "Me dio la sensación de una persona completamente abatida, completamente ida, con un miedo impresionante, pero no tanto a morir, porque estaba convencido de que iba a morir allí".

Este testigo describió el habitáculo en el que Ortega estuvo 532 días como "una cloaca": "Las paredes estaban goteaban de humedad y estaba lleno de moho".

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Respecto al hueco existente en la máquina de grandes dimensiones en el que Ortega Lara fue trasladado desde Burgos, lugar en que fue secuestrado, hasta Mondragón (Guipúzcoa), donde se hallaba la nave con el zulo, el teniente de la Guardia Civil lo tildó de "ataúd".

Otro de los oficiales que intervino en la operación de rescate indicó que el acceso al habitáculo donde permaneció secuestrado por ETA tenía unos 58 centímetros de diámetro. "Ortega primero asomó un brazo, luego sacó la cabeza y se volvió a meter dentro. Era la expresión del horror de una persona muerta en vida".

Para este agente, las condiciones en las que Ortega estuvo secuestrado eran infrahumanas.

"Es un milagro que aguantase 532 días. Yo estuve 10 minutos y me tuve que salir por la sensación de claustrofobia y humedad."

Otro de los guardias, preguntado por su impresión, aseguró: "No he estado en un campo de concentración, pero debe ser parecido a esto, porque era denigrante".

"Mas terror no cabe"

El fiscal ratificó su petición de 32 años de cárcel por secuestro con condición y conspiración para asesinato para Uribetxebarria, Javier Ugarte, José Luis Erostegi y José Miguel Gaztelu, integrantes del comando Goiherri, y señaló que "más terror no cabe. Ortega está en su casa pero incapaz, en un proceso patológico irreversible e inhabilitado para cualquier profesión. Está con vida, pero habría que preguntarse si eso es vida".La Asociación de Víctimas del Terrorismo solicita 38 años por los mismos delitos y una indemnización de 200 millones de pesetas para Ortega Lara.

Los abogados defensores llegaron a pedir la absolución para los etarras, aunque admitieron la existencia del secuestro y combatieron técnicamente que no existió delito de asesinato en grado de conspiración.

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