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Fomento recibe un claro castigo en la votación del plenario de la Cámara de Comercio

La Pimec-Sefes, patronal de las pequeñas y medianas empresas, fue ayer la ganadora simbólica en la elección de los representantes de las patronales al plenario de la Cámara de Comercio de Barcelona. Aunque Pimec obtuvo cuatro escaños frente a los cinco de Fomento, la primera aparece como la ganadora moral a los ojos del empresariado catalán. Ayer votaron los 60 miembros electos del plenario y lo hicieron con una doble intención: respaldar a Pimec, que apuesta por la reelección del actual presidente de la Cámara de Comercio, Antoni Negre, y castigar a Fomento.

Fomento del Trabajo esperaba sacar siete candidatos frente a dos de Pimec, una expectativa fundamentada mucho antes, cuando ambas patronales no lograron pactar una lista única y decidieron ir por separado al pleno de la cámara. La victoria moral de Pimec supone un nuevo varapalo para Fomento del Trabajo y se interpreta en medios empresariales como un castigo al presidente de la gran patronal, Juan Rosell. Este último ha mantenido una actitud muy crítica con Negre, hasta el punto de que las estrategias encaminadas a desplazar al actual presidente de la cámara se han elaborado en la sede de Fomento, en la Via Laietana de Barcelona. Medios conocedores del proceso electoral en la cámara han señalado que una de estas estrategias desemboca en la candidatura alternativa a la presidencia de la cámara de Josep Maria Pujol Artigues. Quienes avalan esta versión mantienen que Pujol se presentó como avanzadilla para debilitar a Negre y a la espera de la aparición de un tercer candidato con mayor consenso. Éste podría haber sido Juan Echevarría, presidente de Fecsa, amigo y consejero personal de Rosell. Sin embargo, esta estrategia, que las mencionadas fuentes atribuyen a Fomento, quedó suspendida cuando el pasado 14 de mayo Fecsa quedó excluida de la cámara en las elecciones al plenario de la institución. La lucha entre Rosell y Negre nació tras las anteriores elecciones, celebradas en 1991. Rosell llegó a ser el primer vicepresidente de la Cámara de Comercio, nombrado por el propio Negre, pero se sintió traicionado cuando el presidente incumplió la promesa de nombrarle responsable del comité ejecutivo de la Fira de Barcelona. En los últimos años esta pelea se ha hecho más agria a partir de la beligerancia de la gran patronal en favor de la supresión de las cuotas obligatorias que pagan las empresas a las cámaras de comercio. Este antecedente resultó ayer fundamental ya que muchos miembros del pleno reconocieron después que, en el momento de ejercer su voto, no podían olvidar que hace dos años Fomento, en un frente común con la CEOE, llegó al extremo de convencer al vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato para que actuara en contra de la afiliación obligatoria a las cámaras. Es bien conocido que aquel intento se estrelló ante una sentencia del Tribunal Constitucional favorable a la afiliación obligatoria, pero nadie duda a estas alturas de que los cameralistas, conducidos por Negre, vivieron ayer su ajuste de cuentas. Muchos miembros del pleno de la cámara consideran que la junta directiva de Fomento ha lesionado la memoria de la organización patronal. Estos medios recuerdan que la unidad entre las antiguas cámaras de Comercio y de Industria fue gestada en Fomento por dirigentes como Andreu Ribera Rovira y Carles Ferrer Salat -hoy presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio de España- y señalan que estos antecedentes unitarios hacen hace más difícil de entender la postura anticameral de Rosell. La mayoría de los 60 miembros del pleno de la Cámara, salidos de los comicios del pasado 14 de mayo, eligieron ayer a los nueve representantes de las organizaciones empresariales pensando en reforzar la institución. A partir de este dato, la gran relevancia pública de los propuestos por Fomento, explica la elección de los cinco miembros de la lista de la gran patronal: el hotelero Jordi Clos, el presidente de Gas Natural, Antoni Brufau; el consejero delegado de Nestlé, Josep Arcas; Juan Antonio Borés, de la sectorial Fedequim, y Guillermo Bueno-Hendke, presidente de la Unión Patronal Metalúrgica (UPM). De esta lista no salieron elegidos algunos empresarios muy afines al sector duro de Fomento, como Juan Llorens (ex presidente de Seat) y Pere Llorens (presidente de la Confederación del Comercio de Catalunya). Tampoco salió Enrique Lacalle (delegado del Estado en el Consorcio de la Zona Franca), cuya exclusión resulta sintomática dada su doble condición de hombre próximo a Fomento y político del PP, el partido que mejor resume el ideario político de Juan Rosell. Así, lo que sobre el papel era un pronóstico indiscutiblemente favorable para Fomento cambió radicalmente con un resultado más ajustado en el que la gran patronal gana por la mínima, pero pierde con estrépito en el terreno moral. Por Pimec-Sefes resultaron elegidos Josep Lluís Francesch (de la empresa inmobiliaria Tribusa), Ramón Vila (Will BCN.Servicios), Anna Mercader (dirigente de Unió Democràtica de Catalunya y el Centro Técnico de la Mujer. Formación) y César Molins (AMES Siderometalurgia). El candidato más votado fue Jordi Clos, con 53 votos sobre un total de 58 (ha habido dos ausencias entre los electores), seguido de Antoni Brufau con 48, Josep Lluís Francesch con 43 y Juan Antonio Borés y Ramón Vila, ambos con 42 votos.

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