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"Soy un heterodoxo al que le gusta abrir caminos nuevos"

Vuelve a salirle el instinto combativo. Al cabo de once meses como secretario de Cultura en la ejecutiva federal del PSOE, Joaquín Leguina, de 57 años, regresa a la arena, para intentar reconquistar la alcaldía de Madrid.Pregunta. ¿Qué le ha llevado de renunciar a las primarias si se presentaba Mendiluce a lanzarse cuando el oponente es Morán?

Respuesta. Mendiluce y quienes le animaban querían que su lanzamiento fuera por consenso. En esas circunstancias, yo no iba a presentarme contra él. Representaba algo nuevo, y era más joven que yo. No es el caso de Morán.

P. ¿Cómo explica a los madrileños este súbito tránsito de la dedicación por la cultura a la dedicación por un Ayuntamiento al que hasta ahora nunca había aspirado?

R. He sido concejal, aunque es verdad que hasta ahora no me había planteado ser alcalde. Pero la noche que ganó Borrell me pregunté qué estaba ocurriendo, y pensé que en la política no se está para cortar el cupón. Hay que fajarse, arriesgar y demostrar ganas de vencer. Eso me decidió a luchar por la alcaldía. Desde un punto de vista cultural, Madrid ha sido superada por Barcelona, no porque no haya aquí creadores magníficos sino porque los gestores de la ciudad les han olvidado. La estética del PP se resume en la violetera que ha plantificado en la Gran Vía: la quintaesencia de un pensamiento seudocastizo y reaccionario.

P. Si pierde la alcaldía ¿se quedará a ejercer la oposición?

R. Si pierdo, me quedaré de concejal, en la oposición, los cuatro años. No le quepa duda.

P. A quienes dicen ver en usted, ahora, a un perdedor ¿qué les dice para que le vean como ganador?

R. Que en 1995 perdimos porque junto a los que figurábamos iban dos que no estaban en las listas: Juan Guerra y Luis Roldán.

P. ¿Teme pagar las recientes peleas internas por el poder y de las represalias hacia la ejecutiva federal, a la que pertenece?

R. Quien plantee así las cosas pervierte las primarias. Como dijo Borrell, son para elegir al mejor candidato, no para ajustar cuentas con compañeros que ni se presentan. Quienes ponemos la cara somos Morán y yo. El problema de la candidatura de Morán no es él sino el agua que desplaza. No representa lo más moderno del partido, ni lo ha representado nunca, pero algunos de los que le acompañan han representado un freno a la renovación.

P. En el pasado usted sufrió al aparato del PSOE y es identificado ahora como su representante.

R. ¡Que me coloquen el sambenito de ser aparato quienes han sido aparato casi desde que el mundo es mundo...! Pero quienes tienen que votar saben quién soy. Soy un heterodoxo, alguien que ha demostrado que le gusta abrir caminos nuevos, como creo que atestiguan cosas que he escrito y dicho.

P. ¿Tiene eslogan de campaña?

R. Como estas primarias deben estar inscritas en una campaña dirigida a restablecer una política de progreso en Madrid se me ha ocurrido uno: "Para salir del túnel".

P. Tal y como están haciendo las cosas últimamente, ¿cree que están a salvo de su propio túnel?

R. Creo que sí. Yo no participé en la gestación del acuerdo con el PDNI, pero lo he apoyado porque puede ayudar a ganar las elecciones, y por lealtad con las ejecutivas que lo impulsaron. Sé que a quien puede perjudicar el rebote de ese pacto es a mí. Pero confío en que los militantes decidan su voto sin dejarse coartar. Quienes acudan a votar tienen una alta responsabilidad con los tres millones de madrileños, a los que el PSOE debe ofrecer el mejor candidato a alcalde. Si eligen para derrotar a otros compañeros con los que tienen cuentas pendientes lo único que harán será dañar las expectativas de todos.

P. ¿Qué aporta usted que no aporte Morán?

R. No me voy a meter con Morán. Lo que creo que aporto es una experiencia bastante amplia, y muchas ganas de ganar. Si salgo elegido, haré una campaña que va a llevar a la conciencia de los madrileños la idea de que los actuales gestores han adormecido a esta ciudad. Madrid es el gran ausente de las preocupaciones políticas nacionales. Y así le luce el pelo.

P. ¿Por qué critica tanto los túneles para el tráfico: por el tipo de solución urbanística que son o por las posibles oscuras rentabilidades entre quienes los construyen y quienes los adjudican?

R. Me gustan los túneles del Metro, pero son contradictorios con los túneles para los coches. El problema del tráfico no se resuelve con túneles. Después de un túnel viene un semáforo. Hay calles que no necesitan un túnel sino que no haya dobles filas de coches mal aparcados. El tráfico es un problema no resuelto del todo ni siquiera en Viena, pero Madrid va camino de parecerse a El Cairo más que a Viena. Difícilmente en el centro de Madrid hay aceras donde puedan ir dos personas hablando...

P. ¿Reduciría espacio a los coches para dárselo a los peatones?

R. Para el coche que circula, no; para el que aparca, sí. En Madrid, las aceras no están para proteger al viandante sino para arrinconarle. Si soy alcalde, ampliaré las aceras en lo que pueda.

P. Siguiendo los títulos de libros que recomendó en el anterior Mundial de Fútbol, ¿cuál explica mejor su lanzamiento a esta competición: La biología de las pasiones, La inteligencia creadora o El crepúsculo del deber?

R. La inteligencia creadora.

P. De lo que no parece el mejor ejemplo su afirmación de que se presenta "para que Álvarez del Manzano no siga más tiempo. Diez años ya es bastante".

R. Eso es una simplificación. Pero antes de decir qué haremos explicaremos lo que se ha hecho. Porque se ha instalado una forma ¡terrible! de hacer política municipal.

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