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CATÁSTROFE FERROVIARIA

Una rueda rota, posible causa de la tragedia

Pilar Bonet

Las hipótesis sobre el accidente ferroviario que tuvo lugar el miércoles en Alemania apuntaban ayer a un suceso imprevisto ocurrido a cinco kilómetros del lugar de la tragedia, en las inmediaciones de la estación de Eschede. El ministro de Tráfico Federal, Matthias Wissmann, no excluía que la causa del accidente fuera «la ruptura de una llanta» -como los ferroviarios denominan a las ruedas del tren- en el primer vagón, según declaró al diario Westdeutschen allgemeinen Zeitung. Hasta anoche se habían recuperado 93 cadáveres y 58 personas permanecían hospitalizadas.

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Pero ayer todavía no había una versión oficial de las causas del accidente, aunque se habían descartado prácticamente las versiones del día anterior y desmentido la presencia de un vehículo debajo del convoy de alta velocidad.El tren siniestrado en Eschede -el Intercity Express (ICE) 884, en trayecto entre Múnich y Hamburgo- iba a 200 kilómetros por hora cuando descarriló, según las últimas hipótesis, a causa de una posible ruptura de un engranaje de las ruedas en el vagón inmediatamente posterior a la locomotora. Este percance, que habría aflojado el mecanismo de sujeción del tren a los raíles, pudo haber ocurrido unos cinco kilómetros antes del lugar del descarrilamiento.

El periódico sensacionalista Bild mantiene la misma hipótesis, citando fuentes de la investigación de los ferrocarriles alemanes. Con todo, el Ministerio de Transportes baraja otras versiones, incluida la posible influencia de un objeto exterior e incluso una explosión, aunque éste «no parece ser el caso», según un portavoz del citado departamento.

Los trabajos de rescate para liberar los dos vagones aprisionados bajo el puente derrumbado -los que más se vieron afectados por el accidente- continuaban a última hora de la tarde de ayer. Habían surgido complicaciones que tal vez impedirían finalizarlos antes de la madrugada: la cadena de una de las grúas de gran potencia que trabajaban en el desescombro se rompió, lo que obligó a solicitar una nueva grúa.

Los equipos de rescate, agotados y con los nervios a flor de piel, avanzaban lentamente, y las esperanzas de encontrar a alguien con vida -en el amasijo de hierros aplastado por bloques de cemento armado y hormigón de más de 200 toneladas- eran prácticamente nulas. Por lo visto, bajo los escombros todavía por apartar anoche se encontraba el vagón restaurante.

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Cuando los trabajos de salvamento hayan finalizado, el lugar del siniestro pasará a estar bajo la competencia de las comisiones de investigación del accidente, que son cuatro en total. Una de ellas, de carácter especial, está constituida por 44 policías.

Dos de los heridos fallecieron durante la madrugada de ayer, y los médicos se mostraban pesimistas sobre el futuro de parte de las víctimas, que se encuentran en estado muy grave y repartidas por diferentes hospitales de Alemania.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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