Dos clanes acusados de tres secuestros y de conspirar para asesinar se sientan en el banquillo
La Audiencia de Madrid prepara para mediados de este mes un juicio contra dos clanes supuestamente involucrados en hechos que, si no fuera porque de ellos dan cuenta por escrito los jueces, parecerían extraídos de la película El Padrino. Se trata de secuestros de mujeres, de conspiraciones para matar y de sicarios armados hasta los dientes que se apostan con escopetas cerca de los jardines de la plaza de Colón a la espera de la llegada de la víctima señalada por el jefe, quien, a su vez, ha sido traicionado por un secuaz. El fiscal pide elevadas penas para los procesados.
Éste es, en síntesis, el mosaico de atrocidades que atribuye la fiscalía de Madrid a ocho ciudadanos llegados a la región desde Colombia hace dos o tres años. Los procesados, contra los que hay testimonios e intervenciones telefónicas inculpatorias, son ocho, aunque en la amplia redada policial que desmanteló ambos clanes en junio de 1996 cayó una veintena de personas.Los acusados se enfrentan a penas que van desde los ocho años de cárcel, por conspiración para el asesinato, hasta los 24 que reclama el fiscal para el supuesto cabecilla de uno de los clanes, Florentino Fernández García, Don Carlos, como reverencialmente le llamaban sus adláteres. A Don Carlos -hoy en prisión- se le calcula un patrimonio, sólo en Madrid, superior a los 2.000 millones de pesetas, entre fincas, chalés y dinero en metálico. Este capital, según la explicación que ha dado a los jueces, procede de los dividendos de sus negocios.
Entre los procesados figuran como acusados, aparte de Don Carlos -supuesto jefe de uno de los clanes-, Fabián Ramos Giraldo -presunto líder del bando rival-, así como Gerardo Mosquera López, Edison Rojas Mourillo, Ovidio de Jesús Flórez, Heriberto Gómez, Carlos Arturo Urrea y Ricardo Domínguez, supuestos miembros de las bandas.
Según el fiscal, Don Carlos, hoy de 52 años, "encargó el 2 de mayo de 1996" a Tomás J. T. (no imputado) que fuese a las inmediaciones del club Abascal de Madrid. El procesado Ricardo Domínguez, de 36 años, le entregaría allí una saca con 53 millones de pesetas. Era el dinero fijado como rescate para la liberación de la compañera sentimental de Fabián Ramos y de la esposa de Ricardo Domínguez. Ambas mujeres llevaban en ese momento casi dos meses secuestradas por los miembros de la banda rival, de Don Carlos. Una estaba en Málaga, y la otra, en Marbella.
Al llegar a las inmediaciones del club Abascal, el correo, Tomás J. T., que, según el fiscal, actuó de "buena fe" en el cobro de ese rescate, se topó con un cañón de escopeta en su cabeza. El supuesto pistolero, un hombre de Fabián, lo introdujo en un coche y le trasladó hasta el sótano B del número 91 de la calle de Zambrano, en Madrid, donde quedó secuestrado. Gerardo Mosquera y el también procesado Edison Rojas se encargaron de vigilarle durante los 45 días que duró el secuestro. La captura del correo, Tomás J. T., desató una feroz lucha entre ambos bandos.
Fabián, junto con los igualmente procesados Ovidio de Jesús, Heriberto Gómez y Carlos Arturo Urrea, planeó entonces el asesinato de Don Carlos y fijó como fecha del crimen las dos de la tarde del 11 de junio de 1996, en las inmediaciones de la plaza de Colón. Ovidio de Jesús, amigo de Don Carlos, le llevaría allí "mediante engaño", explica el fiscal, y le pondría a tiro de Heriberto y Carlos. El supuesto capo se salvó de milagro. Ante el fracaso del primer intento de asesinato de Don Carlos, Fabián ordenó, supuestamente, un segundo intento de asesinato, que fracasó igualmente por la presencia de policías en la zona.
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