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La catedral espera un milagro

Vicente González Olaya

El Ayuntamiento de Mejorada del Campo (de IU) se encuentra ante un difícil dilema: o legaliza la catedral que Justo Gallego, de 72 años, construye con sus manos desde hace 37 años sin planos ni proyecto arquitectónico alguno o derriba el templo de una vez por todas. La catedral alcanza ya los 35 metros de altura y se ha convertido en el principal atractivo turístico de Mejorada (15.000 habitantes). Cada fin de semana, decenas de turistas recorren su nave y escalan por sus torres. El Ayuntamiento no quiere correr ningún riesgo con un edificio ilegal, pero tampoco se atreve a demolerlo por lo que significa para el pueblo y para su constructor.El pasado viernes, los tres grupos municipales de Mejorada (IU, PSOE y PP) acordaron pedir ayuda al presidente del Gobierno, José María Aznar; al de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón; al Colegio de Arquitectos y al episcopado para hallar una solución. El alcalde, Valentín de las Heras (IU), considera que, con las ordenanzas municipales en la mano, no puede legalizar un edificio que nunca ha sido supervisado por un técnico y que ni siquiera dispone de planos. "Los arquitectos no saben nada", opina Gallego. "Hace tiempo vino uno del obispado y me dijo que la cubierta no podía ser abovedada porque le había dado mucha altura. ¡No tienen ni idea!".

El concejal de Urbanismo, Fernando Peñaranda (IU), comenta: "La iglesia se ha convertido en un símbolo, pero estamos asustados. Cada vez la visita más gente. Esto ha rebasado ya todos los límites". El edil cree que Gallego tiene algo de "genio medieval". "Lo copia todo. Es capaz de construir una columna jónica con una rueda y unos pocos ladrillos. Es un maestro del reciclaje". El constructor afirma que no sabe cuándo acabará su obra: "Es imposible decirlo, porque nadie me ayuda. Sólo tengo mi fe". La catedral, como se la conoce en el municipio, está flanqueada por dos grandes torres cilíndricas y coronada por una cúpula que imita a la de la basílica de San Pedro. Todo ello realizado con los materiales reciclados (ladrillos rotos, bidones de combustible, ruedas de coche...) que Gallego recoge por ahí.

La obra comenzó en 1961, cuando Justo Gallego, en aquel momento un agricultor de 35 años, decidió emprender el proyecto que le llevaría a las páginas de los principales periódicos del mundo: una gigantesca e impresionante catedral, incluida ya en las rutas de los turistas japoneses. "No hubo ninguna razón especial para que la empezase, salvo que soy creyente. Al principio se reían de mí, pero he demostrado que con fe se puede hacer todo. Ya se ha celebrado incluso una misa en su interior", afirma.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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