El mal de Asia
( ) Los signos premonitorios de la crisis asiática eran evidentes este otoño, cuando desde Tailandia hasta Corea del Sur el desmoronamiento en cadena de los bancos, la caída de las bolsas y de las divisas y la explosión de la deuda externa demostraron que las economías emergentes del continente eran tigres de papel, y que el modelo de desarrollo asiático ( ) había llegado a su fin, por lo que era previsible que la crisis económica y financiera tuviera una respuesta política y que el malestar social se coagulara en forma de nacionalismo exasperado. Durante 20 años, Occidente ha considerado a Asia un depósito gigantesco para los negocios de las multinacionales, convencido de que el proceso de globalización transformaría el planeta en un mercado único para las empresas que dominan las bolsas de Nueva York y Londres. La perspectiva de una nueva guerra fría en Extremo Oriente y la carrera de armamentos producida por los experimentos nucleares indios pueden alterar los equilibrios estratégicos en la que hasta ayer estaba considerada la tierra prometida del tercer milenio. ( ) Ministros y jefes de Gobierno asiáticos acusan a Occidente de especular sobre la debilidad de las divisas locales y de no impedir la fuga de capitales. ( ) Crisis económica, nacionalismo, carrera de armas: la mecha ya está encendida. Y no parece que Occidente tenga los instrumentos necesarios para impedir su explosión. ( )
, 31 de Mayo
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