_
_
_
_

Homenaje de los Reyes a los miles de sefardíes víctimas de los nazis en Salónica

Samuel Josafat es un judío sefardí que vive en Salónica, como su familia desde hace 500 años, tras la expulsión de España. Es de los pocos que quedaron en la capital de Macedonia, la patria de Alejandro Magno, cuando la Alemania nazi ocupó Grecia y mandó a miles de ellos a los campos de exterminio. Samuel tuvo suerte: los suyos huyeron a las montañas. Antes de la ocupación había en Salónica 56.000 sefardíes. Cuando fue liberada, quedaban 6.000. Ahora hay unos 1.200. Las víctimas y ellos recibieron ayer el homenaje de los Reyes ante el monumento al Holocausto.

Los Reyes, que concluyen hoy su viaje de cinco días a Grecia, recibieron en el monumento al Holocausto la bienvenida del presidente de la comunidad sefardí, Andrea Saphica, y de cientos de personas, entre ellas medio centenar de supervivientes del exterminio que mostraban los números grabados en sus brazos. Don Juan Carlos les dijo: "Vuestra valiente decisión de recordar a todo trance una de las experiencias más dolorosas que haya sufrido el hombre en toda su historia es la mejor arma para que nunca pueda volver a repetirse nada igual".El Rey recordó que, cuando se iniciaron las deportaciones -entre el 15 de marzo y el 10 de agosto de 1943-, España hizo valer ante Alemania la protección diplomática de sus nacionales "y consiguió así salvar muchas vidas". En ese sentido, hizo una mención especial a Sebastián Romero Radigales, entonces ministro de la Legación de España en Atenas, "sin cuya generosa dedicación e ímprobos esfuerzos no se habría podido sensibilizar con la requerida urgencia a las autoridades centrales sobre lo desesperado de la situación de los compatriotas hebreos". A continuación, destacó que muchos sefardíes que no tuvieron pasaporte español siguieron considerándose españoles y conservando su lengua, el judeo-español, por fidelidad a sí mismos".

Ya en 1924 el Gobierno de entonces promulgó un decreto que concedía la nacionalidad española a los sefardíes que cumpliesen ciertos requisitos, prosiguió don Juan Carlos. Medio millar de ellos hicieron uso de él antes de la ocupación alemana y hay entre 20 y 30 que la mantienen. Los demás no lo consideran necesario porque están muy integrados en la sociedad griega.

Saphica respondió indicando que los sefardíes de Salónica "conservaron muy viva durante siglos la nostalgia de la Iberia perdida; en primer lugar, en su propia lengua, el único objeto que se les permitió llevarse cuando se separaron de España". Al respecto, consideró muy significativa un poema de un poeta sefardí, de 1935, cinco siglos después del éxodo: "A ti Espana bienquerida, nosotros Madre te llamamos, y mientres toda nuestra vida tu dulce lingua no dejamos".

Los Reyes saborearon por la tarde nuevos baños de multitudes. Primero, en el Museo Bizantino, donde visitaron una espléndida exposición de tesoros de los monasterios del Monte Athos. Luego, en San Demetrio, la catedral ortodoxa de Salónica, del siglo XV, que se mantiene en pie, muy renovada, después de sufrir terremotos e incendios. Otra vez cientos de personas, fuera y dentro del centro religioso, acogieron a don Juan Carlos y doña Sofía y les lanzaron pétalos de rosa y hojas de laurel al tiempo que repicaban las campanas del templo. Ambos bajaron a la cripta, una zona laberíntica debajo del altar mayor, donde hay unos baños romanos con una cisterna semicircular de mármol en forma de cimborrio.

Por la noche les fue ofrecida una cena por el ministro de Macedonia y Tracia, Philippos Petsalnikos, ante quien don Juan Carlos indicó: "Los españoles no olvidaremos la acogida que esta ciudad dio a los sefarditas que se vieron obligados a salir de España hace 500 años y que encontraron aquí un puerto de anclaje desde el que supieron difundir un pensamiento mediterráneo más allá de las eventuales separaciones políticas o geográficas".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_