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Francia dice tener datos de que el GIA argelino preparaba atentados durante el Mundial

El ministro de Interior francés, Jean-Pierre Chevènement, se mostró ayer convencido de que la rama del GIA (Grupo Islámico Armado) argelino que dirige el emir Hasan Hatab se disponía efectivamente a reanudar sus atentados en Francia durante la Copa del Mundo de fútbol, que se celebrará del 10 de junio al 12 de julio. Según el ministro, la redada contra la red logística europea del terrorismo islamista, desencadenada el martes por las policías de Francia, Alemania, Italia, Suiza y Bélgica, respondió al propósito de «anticiparse» a los propósitos terroristas.

Aunque Chevènement no llegó a precisar las características o el grado de preparación de las acciones que el GIA tenía en cartera, tanto él como su entorno de la lucha antiterrorista subrayaron la «inquietante significación» y la trascendencia de los datos que avalan la sospecha.Todo parece indicar que la espectacular operación se asienta en el marco de los indicios recogidos a lo largo de las ultimas semanas por los Renseignements Généraux (servicios de información franceses), encargados de controlar los movimientos de los supuestos colaboradores del GIA. «Se habían detectado movimientos de grupos que extremaban la clandestinidad y que se comunicaban entre sí por medio de teléfonos móviles, utilizando lenguajes en clave convenidos con anterioridad. Esa gente hablaba del Mundial de Fútbol desde un ángulo bien diferente al que todos nosotros empleamos estos días», indicó el presidente del Observatorio Internacional del Terrorismo, Roland Jacquard, un hombre bien conectado con los medios de Interior.

Un total de 23 sospechosos, del casi centenar de detenidos en la redada antiislamista europea, continuaban anoche custodiados en dependencias policiales francesas, si bien se espera que buena parte de ellos sean puestos en libertad antes de que se cumpla el plazo de 48 horas de detención máxima que expira a las seis de la mañana de hoy.

La justicia francesa pidió ayer la extradición de cuatro de los argelinos detenidos en Alemania y Suiza. Se trata de Adel Mechat, de 27 años, y de Omar Saiki, de 29, considerados responsables de la red europea del sector del GIA que dirige el emir Hasan Hatab. En el caso de Suiza, los reclamados son Tesnim Aiman, de 31 años, y Resus Huari, de 30, acusados de de pertener al grupo integrista armado argelino Takfir Wall Hijra.

No se descarta, antes al contrario, que el juez francés Jean-Louis Bruguière, que ha dirigido la operación, reclame en los próximos días nuevas extradiciones, una vez depurados los testimonios, inventariadas las pruebas y asentadas las acusaciones. Entre los detenidos en Francia, a quien se atribuye mayor significación es un presunto ex dirigente del GIA apodado jeque Abdelá Kinai, un viejo conocido de los servicios secretos franceses que tuvo relaciones privilegiadas con los máximos dirigentes del Frente Islámico de Salvación (FIS) y cuya presencia fue detectada años atrás en Alemania.

Definitivamente, la redada no ha permitido decomisar armas o explosivos, pero la policía destaca la importancia de la información incautada: instrucciones firmadas por Hasan Hatab, material informático con listas de eventuales integrantes de la trama logística europea del GIA, gran número de pasaportes robados y falsificados, además de una suma superior a los 20 millones de pesetas.

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A expensas de un balance definitivo de la operación, la opinión pública francesa pareció sumarse a la satisfacción oficial que tanto el primer ministro, Lionel Jospin, como el presidente de la República, Jacques Chirac, expresaron ayer, en una muestra de unanimidad poco común en estos días de marcada tirantez entre el Elíseo y Matignon.

Bombas en París

La sociedad francesa guarda un recuerdo amargo de las bombas que el terrorismo islamista sembró años atrás en París y en otras capitales y nunca ha llegado a bajar la guardia. La posibilidad de un atentado durante la Copa del Mundo de fútbol se percibe como una amenaza muy seria. «Llamo a la vigilancia a todos nuestros ciudadanos y a los extranjeros presentes en nuestro territorio para que, sin alarmismo y conservando la sangre fría, señalen todo objeto que juzguen sospechoso», declaró solemnemente en la Asamblea francesa el ministro Chevènement.

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