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Los tres foros sobre pacificación abogan, desde el desacuerdo, por una salida dialogada y no frentista

Representantes de los tres foros y manifiestos que mantienen posturas enfrentadas sobre el final de la violencia en Euskadi escenificaron ayer, de la mano de la Fundación Sabino Arana, un intento por racionalizar el debate sobre el conflicto vasco. Con el objetivo de que la reflexión intelectual de los foros no sirva como excusa para acrecentar el frentismo y la polarización, miembros de las tres plataformas pusieron en común sus salidas para avanzar en la pacificación. El proceso irlandés fue calificado como un buen ejemplo, aunque no como un "modelo" para Euskadi.

La Fundación Sabino Arana se apuntó ayer el tanto de haber conseguido sentar en una misma mesa y durante todo el día a representantes de los tres foros con políticos, sindicalistas y pacifistas. El proceso de pacificación seguido por las dos irlandas, ratificado mayoritariamente este fin de semana en las urnas, estuvo presente en las discusiones mantenidas por los representantes de las tres plataformas sobre pacificación. Quedó patente entre los portavoces de los diferentes manifiestos que de cualquier proceso de paz se pueden extraer enseñanzas. El periodista Mariano Ferrer, portavoz del foro vasco por el diálogo y la democracia, llegó a decir, en un lenguaje cargado de grandes dosis de fe en el futuro, que, en actitudes ante la violencia, "había mucho que aprender" del proceso irlandés. Sin embargo, sus compañeros de mesa y mantel, el profesor de la UPV Carlos Martínez Gorriarán (Foro Ermua) y José María Ripalda, profesor de Filosofía de la UNED (Manifiesto de Madrid por un final dialogado) coincidieron desde prlataformas enfrentadas en afirmar que Irlanda "es un ejemplo, pero no es un modelo" a seguir miméticamente en el País Vasco. El representante del Foro Ermua reiteró que, a diferencia de Irlanda, "aquí hay una sociedad civil y no hay dos comunidades enfrentadas". Y alertó sobre el riesgo de que algunos caigan en la tentación de dividir Euskadi en dos comunidades enfrentadas por el odio. Ripalda entró de lleno en uno de los asuntos centrales ante una posible salida negociada al terrorismo: el reconocimiento del derecho de autodeterminación, algo que está en la base del Acuerdo de Stormont. "Los irlandeses han concebido la autodeterminación como un proceso y no como una solución al estilo Estado nacional". A su juicio, lo que ha pasado en el Ulster es que, de manera novedosa, se ha abierto un proceso en donde "la sociedad va a ir madurando una solución". Este argumento ha sido utilizado por representantes del movimiento social Elkarri, grupo que participó en el seminario previo a la mesa redonda, coordinada ayer por el abogado Txema Montero. Otro de los valores que salieron reforzados en el debate fue el diálogo, aunque en abstracto. Pero al abandonar el mundo virtual y bajar a la realidad, los ponentes empezaban a discurrir por caminos diferentes. Mientras los representantes del Foro Ermua reiteraban que el único diálogo posible es el que tiene lugar en las instituciones -"un diálogo sin límites es un absurdo del lenguaje", dijo Martínez Gorriaran-, el miembro del manifiesto de Madrid subrayó que el "conflicto vasco es un conflicto fundamentalmente político" y mantuvo que "policializar lo político acarrea el peligro de vaciar la democracia de contenido", con un riesgo añadido de una quiebra democrática, "sobre todo en los Derechos Humanos". En ese sentido, Ferrer advirtió que el PP, "tarde o temprano", tendrá que variar su negativa a las tomas de temperatura" con el mundo de la violencia.

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