Orban, de liberal a populista
Viktor Orban, destinado a ser el más joven primer ministro de Hungría en el siglo que acaba, es un populista que ha ido virando el timón de su partido -en 1988 un grupo de estudiantes de Derecho fervorosamente anticomunistas- hasta conseguir hacer de los Jóvenes Demócratas, que fueron liberales, un imán para la heterogénea derecha húngara: lo muestran sus resultados, de un 7% en 1994 a un 38% el domingo. Como su partido, rebautizado Cívico Húngaro, Orban, un hombre arrogante con un punto autoritario, ha dejado de ser el diputado inconformista que entró en 1990 en el Parlamento de Budapest con vaqueros y cabello largo. Casado y con tres hijos, este abogado de 35 años, cultiva ahora la imagen de padre conservador y amante de las tradiciones; como corresponde a quien ha asilado a tránsfugas de la derecha, se alía con el oscuro Foro Democrático y coquetea abiertamente con los Pequeños Propietarios, una formación de raíces agrarias nacionalista y radical.