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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Metamorfosis

Ya no se parece a aquel gato melifluo que había aprendido a fingir voz de león para dar autoridad a puro golpe de volumen decibélico a las más logomáquicas marrullerías gatunas. Con la caída y el avance de los carrillos, en los últimos años se ha venido desfelinizando y perrificando en la línea bulldog: si pegara la cara sobre un tampón de tomar huellas dactilares y después la presionara contra un papel, dejaría una marca en la que podría apreciarse hasta qué punto casi todas las facciones, cejas, nariz, pómulos, mejillas, labio inferior y mentón se le han venido adelante hasta un mismo plano frontal. Pero, además de adoptar esa faz de bulldog, el simultáneo empeño de parecerse cada vez más a Rubén Darío debe de esconder alguna otra intención misteriosa, si es cierto lo que dicen de que hasta los cuarenta años nadie es culpable de la cara que tiene, pero de los cuarenta en adelante, sí. Comoquiera que sea, habría que averiguar si responde al azar o guarda alguna relación de congruencia el que esta metamorfosis fisonómica coincida con un giro de 180 grados en cuanto al haber remitido tantas veces, si no recuerdo mal -y si me falla la memoria, que lo demuestren en la hemeroteca-, la responsabilidad política al dictamen de las instancias judiciales, para venirnos ahora, cuando las cosas están donde él quería o decía querer, con que la vista del caso es «colocar al Tribunal Supremo en la situación de tener que lidiar con una cuestión política camuflada de procedimiento penal». Pero en lo que ya sí que se diría que cambiar de cara trae consigo perder la vergüenza es en la ocurrencia de resucitar ad hoc aquella artera y deshonesta fórmula acusatoria de los comunistas de «hacerle el juego al enemigo», sobre todo aplicada en tan rotunda y evidente falacia como la de decir que la vista en el Tribunal Supremo ¡beneficia únicamente a la ETA, porque la legitima! Nada podría ser más palmariamente falso, pero, además, ¡aunque fuese cierto!- .

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