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Cahner considera insuficiente que Cultura reforme la casa de Fuster

Ferran Bono

Max Cahner, uno de los tres albaceas de Joan Fuster, considera que la propuesta de convenio ofrecida por la Consejería de Cultura al Ayuntamiento de Sueca es "un buen síntoma" por cuanto contribuirá a reformar y conservar la maltrecha casa del escritor, pero insiste en que el Consell sigue sin cumplir el compromiso de difundir la obra y figura del ensayista y sin mostrar interés por el destino del legado. Cahner asegura que Cultura no ha contestado aún a los requerimientos de los albaceas.

La Consejería de Cultura presentó a principios de este mes una propuesta al alcalde de Sueca, Salvador Gil, por la que se compromete a consignar 75 millones de pesetas en 1999 para restaurar y reformar la casa de Fuster, y 12 millones este año para realizar las obras más urgentes, como la reparación de goteras. Salvador Gil valoró ayer positivamente la propuesta, que tendrá que ser aprobada en el próximo pleno del Ayuntamiento y dijo que contaba con la conformidad de los albaceas -Cahner, Eliseu Climent y Joaquim Maluquer- y del heredero -Josep Palacios-. Cahner ratificó ayer que el principio de acuerdo le parece "un paso adelante", pero puntualizó que "no tiene nada que ver con el destino del legado", al tiempo que afirmó que los albaceas no tienen que firmar el documento porque no les corresponde jurídicamente. "La Consejería de Cultura firmó un convenio en 1995 para convertir la casa de Fuster en un centro de actividades culturales y se comprometió a pagar la mayor parte de las obras, por lo que está obligada a apotar fondos y más cuando el Ayuntamiento de Sueca ha adelantado una parte de ellos", manifestó Cahner. El 22 de abril, los tres albaceas anunciaron que iban a retirar a la Generalitat el legado de Joan Fuster ante el desinterés del Consell por encontrar un destino adecuado para la correspondencia y la documentación que en el testamento de 1974 de Fuster estaba destinado en principio a la Biblioteca de Cataluña ante la inexistencia de instituciones de autogobierno valenciano. Al final, los albaceas modificaron una claúsula y adscribieron el legado a la Generalitat, a cambio del compromiso de ésta para difundir la obra de Fuster y consevar su casa, sus bienes y su biblioteca -con cerca de 18.000 libros y numerosas obras de arte-. A pesar del "paso adelante" experimentado, Cahner argumenta que la situación no ha variado en el sentido de que la consejería continúa sin dar respuesta a las cartas de los albaceas y la "muy intereseante documentación y correpondencia" de Fuster sigue sin tener un lugar que reúna las condiciones de estudio y conservación. El albacea cree que mientras el PP necesite a UV para gobernar en la Generalitat, los populares no cumplirán con todos los compromisos del convenio que firmaron en 1995 la Consejería de Cultura -entonces regida por los socialistas-, el Ayuntamiento de Sueca, la Biblioteca de Cataluña, el heredero y los albaceas. Cahner considera que, al menos, el anuncio del pasado mes de retirar el legado ha servido para que la Consejería de Cultura respondiera a las llamadas del Ayuntamiento de Sueca, aunque reiteró que la amenaza continúa en función de la actuación de este departamento. La propuesta de convenio realizada por la Consejería de Cultura manifiesta la "voluntad tanto de la Generalitat" de mantener vivo el legado y convertir la casa en "sede de su legado biliográfico, documental y artístico". Además, se ratifican los acuerdos del protocolo de 1995, salvo en las siguientes cláusulas: "se construirá un complejo cultural en la casa de Fuster y una biblioteca de escritores suecanos" en la casa contigua que adquirió el Ayuntamiento, para todo lo cual la consejería "realizará un proyecto arquitectónico, que comunicará ambas casa". Cultura consignará 87 millones para las obras y transferirá la gestión de la biblioteca Joan Fuster al Ayuntamiento, entre otras.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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