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Escenarios XXI

JULIO SEOANE Ahora que ya conocemos la situación de los partidos políticos en este fin de siglo será necesario dar un paso adelante, ocuparse al fin de la sustancia del problema, es decir, saber qué va a ser de nosotros en el próximo futuro. Sabemos que tanto los partidos como los ciudadanos estamos todos descentrados a la izquierda, que las encuestas indican que nos colocamos un poco a la izquierda, que cualquier fragmento del espacio ideológico reproduce a menor escala toda la dimensión, que somos autosemejantes, que siempre estamos a la izquierda del centro. Como decían los clásicos, hasta la oposición al socialismo es socialista. Vale. Y esto, ¿a dónde nos lleva? Los catalanes han decidido que lo importante es predecir el futuro o, al menos, su futuro, al margen de las encuestas políticas. La prensa de estos días nos cuenta que 274 intelectuales presentan sus conclusiones, tras siete meses de debate, sobre el futuro de Cataluña en el próximo milenio y que, además, tiene buenas perspectivas. Ojalá. Pero todo lo que es sietemesino es inmaduro e impredecible porque, según dicen, nunca ocurre lo inevitable sino lo imprevisible. Valencia es más plural, más abierta, más levantina, pero también debe enfrentarse a su futuro. Y sabe que el futuro es variado, múltiple, diverso, y por eso no debe prefijar modelos ni determinar sociedades. Pero deberíamos empezar a pensar en los escenarios posibles de Valencia en el siglo XXI. La construcción de escenarios para anticiparse al futuro es una técnica liberal, en el mejor sentido de la palabra, que en los últimos tiempos se emplea con frecuencia en las ciencias sociales. Pequeños grupos de personas experimentadas y sensibles al tema en cuestión, construyen historias internamente consistentes sobre el futuro probable de un problema, de una institución o de una sociedad. Es un breve panorama verbal donde se recrea un tiempo futuro. No intenta realizar una predicción científica o técnica, sino ayudar a enfrentarse a la complejidad y a la incertidumbre de las sociedades actuales, construyendo tres o cuatro esquemas posibles que se valoran posteriormente por su mayor o menor aproximación a la realidad. ¿Cuáles son los escenarios posibles de la familia valenciana? ¿Cómo será el turismo valenciano dentro de 20 años? ¿Cómo estará planteado el problema lingüístico en el 2005? Resulta comprensible, aunque sea aburrido, que el discurso político se oriente normalmente hacia el narcisismo de los logros realizados, que se intente cuantificar la satisfacción del ciudadano mediante cifras económicas, que se presuma de un delicado descentramiento a la izquierda, pero todo esto no justifica una pérdida del norte de los propios objetivos: enfrentarse al futuro próximo de la sociedad. Es el momento de que las instituciones públicas y privadas de la Comunidad Valenciana promocionen este tipo de investigación sobre nuestro porvenir, abordando así una política más auténtica y más cercana a las preocupaciones del ciudadano. Por ejemplo, construyan ustedes su propio escenario. ¿Cómo será Valencia en el 2015? Más abarrotada de coches o peatonal, con más escuelas privadas o con más Internet público; veremos niños por las calles o sólo gente mayor, habrá todavía pequeños comercios, espacios verdes, tendremos todavía alguna peseta, nuestra salud dependerá de.... Por cierto, ¿existirá todavía Terra Mítica?

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