Joselito: «La fiesta va hacia un toreo menos estético y más poderoso»

Tal y como se pudo escuchar desde los tendidos en la corrida del pasado día 20, su sola presencia incendia pasiones. Pese a ello, él insiste en su fórmula mágica: «Prefiero ser un torero de toreros a simplemente popular». José Miguel Arroyo, Joselito, aprovecha su participación en una de las corridas más esperadas de la feria para apuntar su idea del futuro de la fiesta: «Cuando se salga del bache ganadero surgirá un toro al que haya que dominar con brazos de látigo y muñecas muy flexibles. El toreo será menos estético y más de poder y sometimiento».

La tónica de «no hay billetes» que preside toda la feria vivirá hoy una jornada particular. A la frase clásica habrá que sumar la coletilla de «ni por asomo». Frente a los de Alcurrucén, la ganadería que mereció el premio al mejor toro en el 97, se congregan César Rincón, Joselito y José Tomás, el último triunfador que ha visto San Isidro. Joselito, de 29 años, pasa de puntillas sobre lo que huele a rivalidad para dejarse caer con una declaración entre lacónica y desganada: «El cartel es bonito. Es una de esas corridas que tiene expectación».

Sobre la presente temporada, apenas deja margen para titulares entusiastas: «Como siempre. No me gustaría hacer más de 60 o 65 corridas. Aunque me temo que hay alguna más apalabrada. Lo importante es ir evolucionando. Cada día aparecen soluciones a dificultades antiguas y problemas nuevos. Ni más ni menos que como cualquier faceta de la vida». Atrás queda una lesión en la mano que le hizo renunciar a Valencia y Castellón. Estuvo, eso sí, en Sevilla.

Llegados a este punto el tono de su voz se encrespa y crecen las ganas de decir cosas. Joselito habla de toros. «La verdad es que el ganado que se ha visto en la Feria de Abril ha sido bastante malo. Sin embargo, no creo que haya que ser pesimistas. Se ve en los tentaderos. Hace seis o siete años se seleccionaban todas las vacas. Había una masificación: valía todo. Ahora se es más exigente. Lo que ocurre es que esto no es como los chinos, dar a una palanca en la computadora y ya está», dice.

Experiencia de ganadero

¿Por qué se caen entonces los toros? «Creo que el asunto es que se ha estado buscando la perfección y eso da muchos problemas», afirma. «Se busca que el toro sea a la vez de calidad, bravo, que galope, transmita peligro... Definitivamente, eso no es fácil. Ahora, los animales son más bravos y nobles que nunca. Si acaso, falta que se muevan. Hay que tener en cuenta que la distancia entre la raza y el genio es de apenas un metro. Si no recorre esta distancia, se dice que es peligroso y desarrolla sentido. De lo contrario, es noble».

Tras el discurso, Joselito habla de su experiencia de joven ganadero. «Hay un símil que puede valer para entender lo que está pasando», dice el matador. «Si uno cuando corre adopta una posición completamente recta, se cansa más que si lo hace de modo normal. Un animal que humilla registra el mismo problema. En definitiva, el reto de los ganaderos es dar motor al toro».

Tras la descripción técnica, el matador («de momento sólo soy eso, cuando termine mi carrera intentaré ser ganadero», señala) se aventura por los empinadas cuestas de la polémica. «Tampoco hay que perder de vista que ahora todos queremos hacer de todo», afirma Joselito. «A todo el mundo le gusta colocarse un sombrero cordobés y un puro y acudir a los tentaderos a hacer de ganadero». «Con el tiempo te das cuenta de que los ganaderos que valen son los que están arriba y ésos son muy pocos», dice el matador. Tras confesar su admiración por el encaste Saltillo, el diestro describe los toros que quiere para su hierro. «Los que vienen a tentar, acusan a mis vacas de ásperas. Yo sólo busco que tengan recorrido», comenta. «Unos toros como a mí me gustan», continúa. En definitiva, de ganadero o matador, la misma filosofía: «Quiero, y siempre lo he procurado, tener la libertad de elegir. Nunca he permitido que me pongan condiciones».

LA CORRIDA DE HOY

Plaza de Las Ventas.

17ª corrida de abono.

Toros de Alcurrucén, propiedad de los hermanos Lozano, de la finca Alcurrucén, en Pedro Abad (Córdoba). Divisa azul celeste y negra. Antigüedad, 18 de junio de 1989.

Matadores: César Rincón, Joselito y José Tomás.

A las siete de la tarde.