Así somos
REFERÉNDUM EN IRLANDAEsto es lo que hay que saber sobre el alma irlandesa. Somos un pueblo implacable. Creemos en el mal de ojo. Nos gusta la bronca. No nos gustan las componendas. Esperamos lo peor. Acechamos desde el pasado.Cuando me fui a vivir a Nueva York, llamé a mi madre para decirle que iba a vivir en un hotel llamado Oliver Cromwell. Hubo una larga pausa, y después, un airado reproche: «¡Cronwell animó a sus soldados a tirar niños al aire y a empalarlos con las espadas cuando caían!». Cambié de hotel. En el calendario irlandés, 1651 y 1981 están muy cerca.
Todo ha cambiado en Irlanda, pero nada ha cambiado. El odio sigue siendo odio. En el sur, los católicos se ven a sí mismos como irlandeses. En los seis condados del noreste, los protestantes se consideran británicos o, como dice mi madre con desprecio, «irlandeses de origen extranjero».
En la superficie, el debate sobre el acuerdo de paz es tranquilo, con mensajes simplistas de sí y no . La campaña del sí está todavía tratando de decidir si la parte superior del poste telefónico es mejor sitio para los carteles que la parte central.
Pero éste es un lugar subterráneo, conspirador. Como dice ásperamente el padre Colm McGrady, de la iglesia de Santa Brígida, «no hay que subestimar las corrientes escondidas». Irlanda del Norte ha estado diciendo no durante tanto tiempo que está confusa y reacia a la hora de decir sí .
Paisley llama a los protestantes «la mejor raza». Ken Maginnis, un líder unionista, cree que el sectarismo es grande. Cuando trata de convencer a su electorado protestante en el norte de las ventajas del acuerdo de paz «prefiero usar el eufemismo "responsabilidad compartida". Cuela mejor que "poder compartido».
Incluso si el referéndum sale, quizá no cuente con una mayoría protestante firme, y sus oponentes pueden hacer naufragar la nueva asamblea desde dentro. Después de todo, ésta es Irlanda, donde el pasado es presente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.