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Marqués deja abierta la puerta a su posible dimisión como medida de fuerza frente a la dirección del PP

El presidente del Principado, Sergio Marqués, enfrentado a la dirección regional del PP y al secretario general del partido, Francisco Álvarez Cascos, está dispuesto a jugar fuerte en la crisis abierta en la organización: la dimisión del presidente de la comunidad, a un año de las elecciones autonómicas, no es descartable. Al menos, como amago y elemento de presión.En la carta que anteayer envió al presidente del PP de Asturias el senador Isidro Fernández Rozada -de la que hizo llegar copia al presidente nacional del partido, José María Aznar, y a su coordinador general, Ángel Acebes, pero no a Álvarez Cascos- Marqués solicita la convocatoria urgente de la junta directiva regional -máximo órgano entre congresos- para analizar la situación y buscar soluciones al conflicto "sin excluir ninguna posibilidad".

Varios colaboradores de Marqués, a quienes se les preguntó si esta expresión entraña la advertencia de una posible dimisión del presidente del Principado, señalaron que la frase "significa exactamente lo que dice y, por tanto, que no se excluye ninguna posibilidad". Personas del entorno del presidente de la Comunidad advierten, no obstante, que tampoco son descartables otras hipótesis, como el acuerdo o incluso que sean otros quienes dimitan. Hasta ayer tarde, la petición de Marqués para que se convoque a la junta directiva regional no había tenido respuesta oficial. Isidro Fernández Rozada permaneció ayer en Madrid. La víspera había reiterado su voluntad de restablecer el entendimiento, pero también confesó que se sentía embargado por una "cierta desesperanza".

Marqués mantiene el pulso. Ayer no asistió al inicio de las obras de un nuevo tramo de la autovía del Cantábrico, una de las grandes apuestas políticas de Álvarez Cascos en Asturias. El gesto no pasó desapercibido. Por su parte, el vicepresidente primero del Gobierno y diputado del PP por Asturias, Francisco Álvarez Cascos, trató ayer en Madrid de quitar hierro al conflicto. Políticos del PP asturiano, fieles a esa consigna, intentaban con sus declaraciones rebajar el nivel del enfrentamiento.

A la salida de un debate en el Congreso, Cascos declaró: "La discreción es la virtud de los que tienen razón y, por tanto, no voy a romper mi compromiso con la discreción en ninguna polémica que se pueda abrir en relación con temas internos del partido".

Las palabras de Álvarez Cascos dejaron sin alternativa a los políticos populares de Asturias, que se limitaron a remitirse a las declaraciones del vicepresidente primero.

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