Desarticulada una red que falsificaba pasaportes para inmigrantes ilegales
Los dos presuntos responsables de red de falsificación de pasaportes que operaba en España y otras once personas más han sido detenidas en el marco de una operación conjunta realizada entre las Unidades de Extranjería de las comisarías de San Sebastián, Alicante y Madrid. Las investigaciones, que han dado al traste con este mercado ilegal de venta de documentos, se iniciaron hace ocho meses en Guipúzcoa, cuando se registraron en un hotel dos mujeres con pasaportes falsificados.
La mayoría de las personas detenidas son mujeres que, según la Policía, se veían obligadas a dedicarse a la prostitución para poder pagar las elevadas sumas de dinero que les demandaban los vendedores de los documentos ilegales. Agentes de la Unidad de Extranjería y Documentación de la comisaría de San Sebastián localizaron en setiembre de 1997 a dos mujeres, E.W., de Liberia, y R.O., de Nigeria, con pasaportes falsificados. A raíz de esa detección establecieron un dispositivo de control, y un mes tarde detectaron otros dos documentos similares en poder de otras dos mujeres africanas. Una de ellas había pagado 2 millones de pesetas a un individuo en Madrid. para poder obtener el pasaporte Investigaciones posteriores permitieron localizar en Guipúzcoa a otras siete mujeres africanas con documentos falsos, similares a los que habían localizado en el mes de setiembre. En Alicante, la policía detuvo a otra mujer con documentación falsificada. Con los testimonios que ofrecieron todas ellas a la policía, y en el transcurso de una operación coordinada entre las comisarías de Madrid, Alicante y San Sebastián se detuvo en la primera de estas ciudades al jefe de la red P.L., de Togo, y a su máximo colaborador, V.E.N., de Camerún. Éste regentaba un bar en la localidad de Mostoles (Madrid), donde según la policía se centralizaban todas las operaciones y se distribuía la documentación. La organización de falsificadores captaba a los inmigrantes, que se encontraban de manera ilegal en España y que padecían una situación de desamparo, y les entregaban documentación falsa a cambio de importantes sumas de dinero. Los vendedores les aseguraban a las mujeres que con los documentos que les facilitaban podrían zafarse sin problemas de los controles de inmigración. Los falsificadores exigían a cada comprador cantidades que oscilaban entre las 50.000 y las 250.000 pesetas por cada uno de los documentos que les entregaban, pero en algún caso llegaron a pagar hasta 2 millones de pesetas. Los extranjeros objetos de la extorsión, con escasas posibilidades económicas, tenían que dedicarse a la prostitución para hacer frente a las sumas demandadas, según los responsables de la operación policial. En los registros, que se han realizado con mandamiento judicial en las viviendas de los jefes de la red y en el bar de Móstoles ha sido localizado diverso material para la falsificación de documentos, dinero en varias divisas europeas y norteamericanas y documentación falsa: pasaportes, en su mayoría británicos, partidas de nacimiento y certificados notariales. Los falsificadores tenían en su poder pasaportes que habían sido sustraídos a sus propietarios y a los que retocaban los datos y las fotografías.
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