Los charlatanes despiden San Isidro

"Ni las treinta mil pesetas que vale esta manta, ni quince. He traído sólo un ejemplar y si hay una persona con vista comercial se la lleva por cinco mil". Regateos como éste se oyeron durante la mañana de ayer en la plaza Mayor, en el encuentro de charlatanes que se organizó en el cierre de las Fiestas de San Isidro.Durante el acto se intentó vender al público todo tipo de materiales: peines, camisas, mantas, perchas o prismáticos. Los 400 congregados se pegaron por conseguir los regalos que tiraron los charlatanes en sus actuaciones.

Los protagonistas comentaron el nulo espacio que les ha dejado el Consistorio en las plazas públicas de la capital. Recordaron décadas pasadas en las que podían comerciar con total libertad. Se encontraba el Rastro o las verbenas y los mercadillos madrileños. "Una buena voz, tratar muy bien al público y recoger todo lo que ha manchado uno durante su actuación. Ésos son los secretos para triunfar en este oficio", comentó Miguel Muñera, ganador del Concurso de Charlatanes 1998. Este acto, junto con el cocido madrileño y las tradicionales verbenas en los distritos, remataron los festejos de San Isidro de este año.