Experiencia piloto
MANUEL PERIS José Luis Romero, portavoz de Esquerra Unida en el Ayuntamiento de Alicante, denunció el pasado martes la persecución racista a la que están siendo sometidos vendedores ambulantes de raza negra por parte de agentes de la policía local. Según la denuncia del concejal, difundida por la agencia Efe, un coche camuflado, de matrícula conocida, ha perseguido en los últimos tiempos a los vendedores ambulantes que se instalan en la Explanada y en la playa del Postiguet. Los ocupantes de este vehículo, que según el edil son policías locales de paisano, han seguido en varias ocasiones a los vendedores hasta su residencia y les han confiscado "con modos, cuando menos poco correctos" sus baratijas. Los concejales del PP alicantino intentaron descalificar a los representantes de Esquerra Unida acusándoles de "ver fantasmas donde no los hay" y aunque el concejal de seguridad ciudadana, José Antonio Rovira, negó la existencia del vehículo camuflado, desveló ante el pleno que efectivamente se había puesto en marcha una unidad de la policía local para controlar la venta ambulante, cuya existencia se mantenía en secreto porque se trataba de una experiencia piloto. Esa misma jornada del martes, Josep Borrell explicaba en el debate del Estado de la Nación la diferencia entre el modelo de sociedad de los socialistas y el del PP "insolidario, injusto e ineficiente más cercano al anglosajón norteamericano que al europeo". Y al hilo de estas diferencias y de la denuncia contra los controles policiales en Alicante, no está de más recordar algunos datos publicados por Andrés Ortega en este periódico a partir del libro de Elliot Currie Crimen y Castigo en América. Por ejemplo que Tejas, con 18 millones de habitantes, tiene la misma población reclusa que Alemania con 80; que California gasta más en política carcelaria que en educación superior pública; que en los últimos veinticinco años la población reclusa de Estados Unidos se ha multiplicado por cuatro y superaba los 1,7 millones de personas. Es decir, que EEUU, con 645 presos por cada 100.000 habitantes, tiene una proporción de población reclusa siete veces superior a la de Europa occidental. Si al número de reclusos norteamericanos se suma el de personas en libertad vigilada o condicionada se superan los 5,5 millones. Una cifra espeluznante que como ha denunciado Gore Vidal enmascara los datos reales del paro y falsea las altas tasas de empleo norteamericanas. Vidal, como Currie y tantos otros, consideran que el Estado penal norteamericano se debe a la insuficiencia de las políticas sociales, en un proceso en que la política carcelaria ha ido sustituyendo a las políticas de redistribución de rentas, a las educativas o a las de asistencia a los enfermos mentales. Las duras actuaciones del Ayuntamiento de Alicante contra los más débiles no son cosa de ahora. Hace un par de años, veinte asociaciones alicantinas suscribieron un manifiesto en el que recordaban que un 35% de la población de la ciudad vive en situación de pobreza e instaban al Ayuntamiento a retirar una ordenanza por la que se prohibía la mendicidad y se facultaba a los agentes de la Policía Local a embargar las pertenencias de los mendigos reincidentes Los concejales del PP llaman a lo de ahora "experiencia piloto", es decir que se ha concebido con carácter experimental. Primero fueron los mendigos, luego, los negros ¿y mañana?
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