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Reportaje:

La experiencia de los científicos españoles

La comunidad científica española tiene un notable éxito en atraer financiación europea para sus proyectos de investigación. España obtuvo en 1995 el 6,2% de los fondos del Programa Marco, lo que significa un buen retorno puesto que aportó ese año a la UE el 6,3% de la financiación y que su gasto en I+D es únicamente el 3,5% del total europeo en este ámbito. La perspectiva que los investigadores españoles tienen de los proyectos europeos varía en función de las características específicas de cada área, aunque coinciden en una valoración positiva general y en mencionar el peso de la burocracia.Miquel Canals, geólogo marino de la Universidad de Barcelona, trabaja ahora en cuatro proyectos de la UE. «La ventaja de los programas europeos es que te sitúan en un contexto con un horizonte mucho más amplio que el nacional y se abordan acciones que no se pueden plantear a nivel nacional», afirma. Para los jóvenes, además, señala Canals, los programas europeos son una excelente plataforma de acceso al escenario internacional.

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Miguel Vicente, biólogo molecular del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC), es el coordinador de un proyecto del IV Programa Marco en el que participan equipos de cinco países, cuyo objetivo es definir dianas para nuevos agentes antibacterianos. «Los proyectos europeos no sólo suponen financiación, sino que tienen la ventaja de ser más flexibles que los nacionales y te permiten, por ejemplo, contratar personal con más facilidad», destaca. A cambio, las gestiones burocráticas le abruman y se queja del escaso personal administrativo de apoyo en su centro.

Antonio Jiménez, investigador del Centro de Biología Molecular, lleva adelante ahora dos proyectos comunitarios, y es coordinador de uno de ellos (sobre control del metabolismo del nitrógeno en la biosíntesis de antibióticos). «La primera ventaja es contar con fondos y poder contratar a personal», dice. Él señala la dificultad de la comunicación y «una cierta tendencia a que cada equipo haga su propio proyecto más que el proyecto conjunto«.

Una perspectiva diferente: José Meseguer, profesor de la ETS de Ingenieros Aeronáuticos (Madrid), está ahora en dos pequeños programas de la UE (para montar una red docente de universidades y un instrumento de teledetección) pero no recurre a menudo al ámbito comunitario: «Acostumbrado a trabajar mucho en la Agencia Europea del Espacio (ESA), lo peor de los proyectos de la UE es el papeleo que exigen, aunque últimamente se han aligerado los trámites. Lo más difícil, a veces, es encontrar colegas interesados en algunos temas específicos para emprender proyectos transnacionales«, dice.

En cuanto al enfoque comunitario: «Desgraciadamente los europeos somos estupendos en publicaciones científicas y fatales haciendo patentes. La política de la UE es apropiada excepto en que tiende a primar proyectos que buscan casi exclusivamente el rendimiento económico. Creo que tiene que haber una combinación entre ciencia básica y aplicada«, comenta Jimenez. Tambien Canals aboga por un equilibrio entre estas dos partidas.

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