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Yeltsin define a Rusia como gran potencia no sometida a EE UU

Borís Yeltsin no se resigna a un papel menor en la esfera internacional. En su primera visita en seis años al Ministerio de Exteriores, el líder del Kremlin rechazó ayer un mundo monopolar bajo la hegemonía norteamericana, y afirmó que se ha establecido con Washington una «asociación equilibrada» tras un periodo de «extravagantes expectativas». Ahora, añadió, «debe preservarse una dinámica positiva» en las relaciones, pero «sin inclinarse ante EE UU».

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«Es el momento de señalar que en el mundo contemporáneo ningún Estado debe dictar sus normas, ni siquiera uno muy poderoso», dijo un Yeltsin que ha convertido la multipolaridad en el eje de su política exterior. Con ese propósito ha multiplicado en los dos últimos años, con éxito diverso, sus esfuerzos para poner contrapesos a Estados Unidos: estrechando lazos con las superpotencias asiáticas (China y Japón), forjando una troika con Francia y Alemania, intentando revitalizar la Comunidad de Estados Independientes y recuperando el papel protagonista que Rusia tuvo un día no tan lejano en Oriente Próximo.Yeltsin calificó de gran éxito de su política exterior la entrada de su país en el Grupo de los Siete, que ha pasado a convertirse así en el G-8, y que incluye además a Estados Unidos, Japón, Francia, Canadá, Alemania, Italia y el Reino Unido. En la cumbre de Birmingham (este fin de semana), Rusia será reconocida, con toda probabilidad, como un Estado con economía de mercado, aunque la transición a ésta desde la etapa comunista refleje aún tremendas disfunciones.

El presidente aseguró ayer que Rusia entrará en la economía mundial no como «un apéndice» productor de materias primas, sino como «un país desarrollado e industrializado y un socio igualitario y responsable». Para hacer efectivo tal propósito, Yeltsin defendió una «diplomacia económica» que permita el fin de las «limitaciones discrminatorias» y «favorables condiciones de ingreso en las instituciones económicas y financieras internacionales».

Contra la ampliación

Yeltsin condenó los planes de ampliación de la OTAN al Este de Europa. Para tres antiguos países satélites (Polonia, Hungría y la República Checa) se ha abierto ya la puerta. Varios más hacen cola en la antesala, incluidos los tres bálticos ex soviéticos. El presidente ruso defendió la necesidad de una «relación constructiva» con la Alianza, pero dijo que ésta debe cambiar «radicalmente» para «fortalecer la seguridad en Europa, y no amenazarla».Yeltsin renovó su llamamiento a la Duma, dominada por la oposición comunista y nacionalista, para que ratifique, tal como ha hecho el Senado norteamericano, el tratado Start II de limitación de armas nucleares estratégicas, que prevé que el número de éstas pase de 6.000 por cada país a 3.500 antes del año 2007.

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